Las medidas de la UE para recortar las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la aviación han provocado protestas en algunos países terceros, hasta el punto de que se teme una "guerra comercial". Desde el 1 de enero, las aerolíneas que vuelen en la UE y los vuelos con origen o destino en un país europeo tienen que adquirir permisos de misión (ETS, por sus siglas en inglés). El ponente del tema en el PE, el popular alemán Peter Liese, afirma rotundo que la UE no debe echarse atrás.
El 28 de febrero, los eurodiputados de la comisión de Transportes del PE preguntarán a la Comisión Europea sobre las últimas novedades relacionadas con el sistema de comercio de misiones.
El sistema ETS
Los aviones son responsables del tres por ciento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, un volumen que dobla al que suponían en 1990, pero que se espera aumente hasta en quince por ciento para el año 2050. El sistema de comercio de emisiones busca incentivar a las aerolíneas para que reduzcan ligeramente sus emisiones.
La Unión Europea ha impuesto de este modo un límite a las emisiones de la aviación, que en 2012 deben situarse en el 97 por ciento de la media registrada en el período 2004-2006, bajando al 95 por ciento de la misma en los años siguientes. Un permiso de emisión equivale a una tonelada, y su precio actual es de siete euros. El 85% se concede gratuitamente a las aerolíneas, y el resto se subasta.
Por ejemplo, si en 2012 una aerolínea obtuvo un millón de permisos sin cargo, pero está autorizada a emitir un millón de toneladas, tendría que comprar esa media tonelada extra. De no hacerlo, se le penalizaría con multas de cien euros por tonelada no pagada, o incluso se le prohibiría volar desde o hacia la Unión Europea.
El sistema de comercio de emisiones afecta a alrededor de 4.000 compañías de unos 90 países tanto de la Unión Europea como de fuera de ella, pero que operan en aeropuertos comunitarios. Sin embargo, hasta ahora sólo 900 aerolíneas han solicitado los permisos sin cargo.
Oposición
Las medidas han encontrado una férrea oposición por parte de países como Estados Unidos, China o Rusia, que junto a otros veinte Estados firmaron este mes de febrero una declaración contra el ETS, por considerar que viola el derecho de soberanía, contradice los tratados de aviación y supone un coste demasiado elevado. China llegó a prohibir a sus aerolíneas que participen, mientras que Rusia y Estados Unidos consideran hacer lo propio. Incluso se ha constituido una coalición que amenaza con imponer cargos extra a las aerolíneas europeas, y que reclama que las emisiones de los aviones sean gestionadas por la Organización Internacional de la Aviación Civil.
Para la Unión Europea, el ETS es precisamente una reacción ante la incapacidad de esta organización para gestionar una reducción de las emisiones de la aviación. Además, considera que no vulnera la legislación internacional, y señala que los precios de los billetes de avión sólo aumentarán en dos euros.
Opiniones
El eurodiputado alemán del grupo del Partido Popular Europeo Peter Liese, ponente del ETS en la Eurocámara, la UE "tiene que aplicar la legislación, o se sentará precedente para otros muchos asuntos como la regulación de los mercados financieros, en los que a países como China o Estados Unidos no les gusta la legislación europea".
El holandés de Los Verdes Bas Eickhout está de acuerdo en que si se siguen las normas y "se garantiza que todos paguen al mismo nivel, al final otros seguirán" la pauta.
A su vez, la comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, resaltó que "tras reunirnos en Moscú, no obtuvimos respuesta sobre qué alternativa proponían".