José Pichel Andrés/DICYT La Universidad de Salamanca trabaja en un proyecto sobre la resistencia de las bacterias a los antibióticos, un problema creciente que se debe a la adaptación de los microorganismos a los nuevos ambientes que se están creando debido al uso de antibióticos, especialmente en los hospitales. La idea es diseñar un modelo matemático que explique esta resistencia y pueda convertirse en una aplicación informática que ayude a predecir la evolución de una infección ocasionada por alguno de estos microorganismos.
"Las bacterias pueden ser resistentes intrínsecamente a los antibióticos, pero esto no es problema, porque ya se conoce", explica en declaraciones a DiCYT María José Fresnadillo, investigadora del Departamento de Medicina Preventiva, Salud Pública y Microbiología Médica de la Universidad de Salamanca. Sin embargo, existe también la resistencia adquirida, que ocurre "cuando una bacteria que en principio es sensible a la acción de antibiótico se convierte en resistente". En este caso, sí ocasiona problemas clínicos, porque "de repente los antibióticos que eran útiles para tratar una infección dejan de serlo".
El problema es especialmente importante en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de los hospitales debido a que las bacterias se encuentran en un ambiente rico en antibióticos que las atacan, por lo que reaccionan ante ello para sobrevivir y "de alguna forma se protegen y se vuelven resistentes". Desde el punto de vista sanitario e incluso económico el problema puede llegar a ser grave. Según María José Fresnadillo, "si todas las bacterias se convirtieran en resistentes a los antibióticos que tenemos hoy, nos encontraríamos en una situación similar a la de antes de que se descubriera la penicilina".
Por eso, el proyecto se propone construir "un modelo para ver cómo se comportaría en una UCI una bacteria resistente que provoca una infección en un paciente, cómo se transmitiría y si otras bacterias sensibles se convertirían en resistentes a su vez y se irían transmitiendo", comenta Ángel Martín del Rey, investigador del Departamento de Matemática Aplicada que también es responsable de esta iniciativa. "Las matemáticas pueden ayudar en la medida de lo posible a entender el fenómeno, no vamos a resolver el problema, pero podemos ayudar a sacar conclusiones en el aspecto de la prevención", agrega.
'Acinetobacter baumannii'
Por el momento, la idea es estudiar solamente 'Acinetobacter baumannii', pero se trata de un modelo "que en un momento determinado se puede sustituir por otra bacteria". Habitualmente, 'Acinetobacter baumannii' provoca infecciones en Unidades de Cuidados Intensivos en pacientes tratados para varias patologías o sometidos a varias operaciones, de manera que están conectados a varios tubos, catéteres o sondas que facilitan el acceso de la bacteria al organismo.
Existen estudios multicéntricos que vigilan la resistencia a los antibióticos, de manera que las bacterias que se están haciendo resistentes están catalogadas por los investigadores, aunque realmente son casi todas, porque en un ambiente de antibióticos "tratan de sobrevivir, es evolución pura". Por ejemplo, "los neumococos responsables de las neumonías tradicionales se están haciendo resistentes a penicilina", apunta Fresnadillo. Una de las razones es que estos microorganismos tienen la cualidad de intercambiar material genético con muchísima facilidad entre ellos, de manera que la evolución de produce de una forma muy rápida y muy localizada.
"Cuando se habla de resistencia hay que hablar del aquí y del ahora", asegura la experta. Por eso los especialistas tienen que estar actualizados "en tiempo y en lugar, si está pasando algo en Nueva York no significa que esté sucede en Salamanca y lo que pasa en Salamanca no es lo igual que en Zamora, los brotes están localizados y eso es lo que hay que estudiar", comenta. De ahí la utilidad de contar con una herramienta informática que podría predecir la evolución de una infección.
Aunque el fenómeno de resistencia a los antibióticos por parte de las bacterias sucede en hospitales, hay estudios que indican que las bacterias ya empiezan a salir fuera, "no hay ecosistemas cerrados", indican los investigadores, que están esperando financiación para el proyecto, aunque ya están trabajando en esta línea que, desde el punto de vista académico, dará como fruto al menos una tesina.