Greenpeace lamenta el incumplimiento que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) hace de su misión ante la conclusión de su dictamen sobre la central nuclear de Garoña (Burgos), el cual había sido solicitado por el Ministero de Industria.
Según su nota de prensa, el dictamen concluye que no existe ningún impedimento para que se lleve a cabo la modificación de la Orden Ministerial de 3 de julio de 2009. La organización ecologista recuerda que la misión del CSN es “proteger a los trabajadores, la población y el medio ambiente de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes, consiguiendo que las instalaciones nucleares y radiactivas sean operadas por los titulares de forma segura”.
Greenpeace establece que los tres impedimentos más graves para que se modifique la Orden Ministerial son:
1.- El proceso de revisión de la seguridad de las centrales nucleares en Europa no ha concluido. Por ello, este dictamen prescinde de los resultados que ahora están siendo revisados simultáneamente por grupos de trabajo europeos. Los resultados provisionales exponen deficiencias graves que debe analizar la central nuclear de Garoña.
2.- La extralimitación del CSN en su dictamen. En él ya se explica a los operadores de la central los pasos a seguir en el caso de que quieran pedir la prórroga de la licencia, cuando es imposible determinarlas sin conocer las nuevas condiciones que se establecerán tras las pruebas de resistencia. Esto vulnera el principio de precaución como punto de partida, principio que, según Greenpeace, debería ser básico para cualquier organismo que vele por la seguridad.
3.- Tras el accidente de la central nuclear de Fukushima, cuyo reactor es idéntico al de Garoña, se demostraron las graves carencias de seguridad que tiene este reactor y, consecuentemente, las derivadas de un accidente de esas dimensiones, que tras casi un año están lejos de resolverse. El CSN demuestra con su dictamen no tenerlo en consideración, lo que es sinónimo de que no está velando por la seguridad de las personas y el medio ambiente.
“Casi un año después del accidente de Fukushima, con su reactor todavía incontrolado, la labor del organismo de seguridad japonés ha quedado desacreditada. El reactor de Garoña es idéntico al de Fukushima, por lo que el CSN debe cumplir con sus obligaciones y mantener el cierre de una de las centrales más viejas de Europa”, ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.
Greenpeace establece que los tres impedimentos más graves para que se modifique la Orden Ministerial son:
1.- El proceso de revisión de la seguridad de las centrales nucleares en Europa no ha concluido. Por ello, este dictamen prescinde de los resultados que ahora están siendo revisados simultáneamente por grupos de trabajo europeos. Los resultados provisionales exponen deficiencias graves que debe analizar la central nuclear de Garoña.
2.- La extralimitación del CSN en su dictamen. En él ya se explica a los operadores de la central los pasos a seguir en el caso de que quieran pedir la prórroga de la licencia, cuando es imposible determinarlas sin conocer las nuevas condiciones que se establecerán tras las pruebas de resistencia. Esto vulnera el principio de precaución como punto de partida, principio que, según Greenpeace, debería ser básico para cualquier organismo que vele por la seguridad.
3.- Tras el accidente de la central nuclear de Fukushima, cuyo reactor es idéntico al de Garoña, se demostraron las graves carencias de seguridad que tiene este reactor y, consecuentemente, las derivadas de un accidente de esas dimensiones, que tras casi un año están lejos de resolverse. El CSN demuestra con su dictamen no tenerlo en consideración, lo que es sinónimo de que no está velando por la seguridad de las personas y el medio ambiente.
“Casi un año después del accidente de Fukushima, con su reactor todavía incontrolado, la labor del organismo de seguridad japonés ha quedado desacreditada. El reactor de Garoña es idéntico al de Fukushima, por lo que el CSN debe cumplir con sus obligaciones y mantener el cierre de una de las centrales más viejas de Europa”, ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.