En la noche del pasado lunes, día 13, y en los salones del gran Hotel España, el Colegio de Críticos Gastronómicos de Asturias hizo entrega de los premios que anualmente concede a establecimientos destacados del año. Este año los premios recayeron en el restaurante Casa Fermín en la categoría de cocina clásica; Llamber, a la cocina innovadora; El Jornu de Pancar, en la categoría de heterodoxos; El Furacu de Villaviciosa, como mejor sidrería; y la Confitería Peñalba, como la dulcería preferida para la crítica. Los premios fueron entregadios por tres de los miembros del Colegio de Críticos Gastronómicos: Eduardo Méndez-Riestra, Eufrasio Sánchez y José Manuel Vilabella,
El primero en subir a recoger un galardón fue Luis Alberto Martínez. Fue Méndez-Riestra quien glosó su restaurante, Casa Fermín: «Crea escuela por su clasicismo no exento de modernidad», concluyó. Tras Martínez fue el turno de otro cocinero que, al igual que el riojano, ha sido galardonado con la Caldereta de Don Calixto que concede este diario, Francisco Heras, de Llamber, del que Eufrasio Sánchez, un gran entusiasta de la culinaria del avilesino, dijo que se trata de «una cocina sostenible de precio sostenido que provoca emoción en el paladar».
El Jornu de Pancar, de Elías Rodríguez, glosado por Vilabella, es para el crítico un lugar que, si no se visita, uno entra en «pecado mortal». La sidrería el Furacu de Villaviciosa recibió el galardón en manos de Luis Naredo, del que dijo Sánchez, que tiene «los mejores palos de las sidras de más calidad». En cuanto al premio a la dulcería, que se llevó la Confitería Peñalba y recogió Patricia Pidal, Méndez-Riestra insistió en que hacían «marca de la ciudad de Oviedo».