Las autoridades médicas japonesas han pedido a MSF que siga apoyando con los tres médicos que actualmente trabajan en las clínicas locales de la zona de Minami Sanriku, en la prefectura de Miyagi. Sin embargo, ahora que las infraestructuras médicas niponas se están estabilizando, MSF está cambiando su foco de intervención hacia la provisión de asistencia psicológica a los supervivientes del desastre más vulnerables, como ancianos evacuados, familias monoparentales y personas con discapacidades físicas y enfermedades crónicas.
Otras de las actividades de MSF fue diseñar un refugio temporal para albergar a 30 personas en Baba Nakayama, también en Minami Sanriku, La organización suministró el material necesario y gestionó su construcción. El refugio temporal, que se acabó de construir a principios de mayo, reducirá las condiciones de hacinamiento en el principal centro de evacuación de la ciudad, reforzando así el control de infecciones y disminuyendo los trastornos mentales asociados al estrés entre los evacuados.
Durante la fase de planificación, muchos evacuados expresaron su deseo de implicarse en la construcción del refugio, lo que llevó a la creación de un equipo de 25 locales que finalizaron la construcción del centro mucho antes de lo previsto. Todas las personas que trabajaron en la obra, supervisadas estrechamente por personal de MSF, fueron equipadas debidamente para garantizar su seguridad.
“En la obra reinó siempre un ambiente muy positivo, con muchas risas y sonrisas compartidas entre los trabajadores, muchos de los cuales han estado viviendo en tiendas, vehículos o casas medio derruidas debido al hacinamiento en los centros de evacuación”, explica Yozo Kawabe, logista de MSF a cargo del proyecto.
“Estaban realmente contentos de poder participar en las actividades de construcción y la verdad es que todo el proceso fue psicológicamente muy terapéutico, porque estos supervivientes de la catástrofe tenían la posibilidad de trabajar unidos en pos de una meta común y recobrar una sensación de auto confianza”, explica Kawabe.
A más largo plazo, MSF pretende apoyar a las autoridades locales en la construcción de dos clínicas de salud temporales, una en Minami Sanriku y otra en Taro.
Apoyo psicológico adaptado
El equipo de seis psicólogos japoneses que se unió a MSF a finales de marzo también está llevando a cabo actividades educativas en uno de los centros de evacuación de Minami Sanriku, para ayudar a identificar a personas necesitadas de apoyo psicológico y tratamiento individualizado. Desde una cabina abierta, se ofrece información sobre mecanismos para afrontar el estrés, cómo reconocer problemas de salud mental y dónde buscar más ayuda, así como información especializada para padres y evacuados que se ocupan de personas ancianas.
MSF también abrió un café en la clínica Bayside Arena de Minami Sanriku para facilitar un espacio donde los evacuados pueden interactuar con el personal de MSF de manera más informal y en un entorno más socializado. Los psicólogos tienen así la oportunidad de establecer un contacto directo con la población, construir confianza e identificar casos vulnerables para posterior referencia y tratamiento terapéutico.
“La mayoría de las personas lo han perdido todo durante el desastre, incluidos familiares, colegas y amigos, y el futuro resulta difícil de imaginar,” declara Ha Young Lee, psicólogo coreano que trabajó con MSF en Banda Aceh tras el tsunami de 2005 y con refugiados norcoreanos en Seúl. “Muchos de los evacuados están deprimidos y se sienten impotentes, y muchos también están atravesando un proceso de duelo mientras afrontan tener que vivir en circunstancias físicas especialmente desafiantes”, añade.
Tras el shock inicial, las familias ahora tienen que enfrentarse al proceso de salir adelante y hacer frente a cuestiones relativas a su reasentamiento y a problemas económicos, lo que supone un factor adicional de estrés para su estado de ánimo.
“La necesidad de servicios psicológicos no hará más que aumentar en los meses venideros, ahora que los supervivientes empiezan a enfrentarse al reto que supone reconstruir sus vidas. Ya son vulnerables y están profundamente traumatizados emocionalmente, y cuestiones estresantes asociadas a compensaciones económicas y a su reasentamiento, con toda probabilidad, desencadenarán problemas psicológicos más serios que tendrán que ser abordados”, concluye Ha Young.
Dos meses de actividades
- A 8 de mayo, los equipos sanitarios de MSF habían realizado un total de 2.075 consultas en Minami Sanriku y Taro. En ambos lugares, los principales problemas detectados fueron casos de hipertensión, seguidos de infecciones de las vías respiratorias altas.
- Unas 600 personas han participado en sesiones de asesoramiento organizadas por el equipo de psicólogos de MSF. Los principales problemas encontrados se asocian al estrés, problemas de memoria y dificultades de concentración, posibles casos de demencia entre los ancianos, y trastornos del sueño debidos a las condiciones de hacinamiento en los centros de evacuación.
- MSF ha dado apoyo a la construcción de un edificio semi permanente fuera del centro de evacuación de Baba Nakayama, en Minami Sanriku, que reducirá el hacinamiento en otros centros y proporcionará alojamiento a 30 personas.
- MSF ha distribuido 4.030 mantas, 6.500 litros de agua, un generador para el refugio temporal de Baba Nakayama y 10.000 kits de higiene, compuestos de jabón, cepillos de dientes y toallas. Nada más producirse la catástrofe, la organización distribuyó kits de artículos de primera necesidad con pilas, velas, cerillas y toallas a 4.000 personas.
- MSF también ha donado dos autobuses a los servicios de salud locales en Minami Sanriku para permitir que los pacientes puedan desplazarse entre los centros de evacuación, sus hogares y las estructuras médicas. Además, MSF ha donado un vehículo especialmente diseñado para pasajeros en silla de ruedas.
- Alrededor de 320 personas han frecuentado el café abierto como espacio social fuera de un gran centro de evacuación en Minami Sanriku, donde trabajan psicólogos de MSF. La gente puede hablar con ellos de manera informal, lo que ayuda a identificar casos vulnerables que requieren más apoyo y ofrecer asesoramiento individualizado.