GINEBRA, Suiza, (ACNUR) – ACNUR ha desplegado equipos de emergencia en los países fronterizos con Mali para atender las necesidades de unas 20.000 personas que se han visto obligadas a huir de los combates en el norte de Mali. Muchos de los desplazados están en Níger, Burkina Faso y Mauritania.
Los combates entre grupos rebeldes tuareg y fuerzas del gobierno en la región de Azawad, en el norte de Mali, comenzaron a mediados de enero. En las últimas tres semanas, se ha informado de que al menos 10.000 personas han cruzado a Níger, 9.000 se han refugiado en Mauritania y 3.000 en Burkina Faso.
En Níger muchos de los recién llegados proceden de Menaka, en Mali. Algunos se han asentado cerca de la volátil frontera. Muchas de estas personas están durmiendo al aire libre sin acceso a lugares en los que cobijarse y sin agua potable, servicios de salud y comida. La gente está desperdigada en aldeas en los distritos de Tillaberey, Ouallam y Filingue, al norte del país. Sinegodar, una aldea del distrito de Tillabery que apenas tiene un único punto de agua para todos los refugiados y población local, está acogiendo a más de 5.500 malienses.
Aunque la mayoría de los que han huido recientemente de Mali son malienses, entre las nuevas llegadas a Níger también hay nacionales de Níger que han estado viviendo en Mali durante décadas. Muchos cruzan la frontera entre los dos países habitualmente para encontrar tierras de pastoreo para su ganado. Las comunidades locales a lo largo de la frontera, afectadas de por sí por la crisis alimentaria del Sahel, están compartiendo sus recursos con los recién llegados. Las autoridades también están distribuyendo alimentos.
Cuatro equipos adicionales de ACNUR ya están en Níger y hay más en camino.
La oficina de ACNUR en Ouagadougou, en Burkina Faso, también informó de la llegada de unos 3.000 malienses tuareg tras los ataques a sus casas y negocios en la capital del país, Bamako, y en la ciudad cercana de Kati la semana pasada. Gran parte de los recién llegados están alojados con familias de acogida en Ouagadougou y Bobo Dioulasso, a 320 kilómetros al suroeste de la capital. También se ha informado de otras llegadas al noroeste del país, sobre todo cerca de Djibo, en la provincia de Soum. Está prevista una misión interagencial, en la que participará ACNUR, para trasladarse allí a finales de esta semana con el fin de asesorar sobre las necesidades de la población.
Mientras tanto, en Mauritania ACNUR ha enviado varias misiones al pueblo de Fassala, en la region de Hodh el Chargi, a 3 kilómetros de la frontera con Mali, donde han llegado unas 9.000 personas desde el 25 de enero. Los refugiados malienses, principalmente tuaregs, vienen de la zona de Léré, al otro lado de la frontera.
Estos refugiados contaron a ACNUR que habían huido de los combates entre las fuerzas del gobierno y los combatientes rebeldes tuareg por temor a represalias por parte de las tropas del ejército.
Las autoridades mauritanas, con el apoyo de ACNUR, están atendiendo a los recién llegados. Las clínicas locales están ofreciendo servicios médicos y las autoridades están distribuyendo agua en camiones. La oficina de ACNUR en Mauritania está distribuyendo raciones de alimentos y material no alimentario con el fin de cubrir las necesidades urgentes de 5.000 personas refugiadas en Fassala. Las principales necesidades identificadas han sido de alimentos, cobijo y otros materiales básicos. ACNUR reforzará su presencia en Mauritania enviando a la zona un equipo de apoyo de emergencia.
Los combates entre el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA por sus siglas en francés) y las fuerzas del gobierno se reanudaron el 17 de enero en Mali, rompiendo así el acuerdo de 2009 que había puesto fin oficialmente a la rebelión tuareg.
UN Photo/John Isaac