El Arzobispo de La Habana recibió la Gran Cruz de la Orden Isabel la Católica

El Arzobispo de La Habana recibió la Gran Cruz de la Orden Isabel la Católica

La Habana,  / “Llevar su Cruz de honor es para mí comprometerme de algún modo en corresponder a aquella intención evangelizadora de (la Reina) Isabel”, reveló el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, al recibir de manos del embajador de España en Cuba, Manuel Cacho Quesada, la Gran Cruz de la Orden Isabel la Católica.

La sencilla ceremonia tuvo lugar la noche del pasado 24 de enero en la residencia del embajador de España, y convocó a un grupo de diplomáticos, los obispos auxiliares de La Habana Alfredo Petit y Juan de Dios Hernández, otros sacerdotes, religiosas y laicos, así como a la señora Caridad Diego Bello, Jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del CC del PCC, y al Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler.
Tras ser impuesto con la Gran Cruz, el arzobispo de La Habana expresó emocionado sus sentimientos por el honor que se le concediera por acuerdo del Consejo de Ministros de España, honor que agradecía “profundamente” y que le anima a continuar la misión de la Iglesia, la misma que impulsara hace más de 500 años Isabel la Católica, al proponerse “extender su mirada de fe hasta estas tierras, hasta estas Islas del Nuevo Mundo, deseosa de evangelizar a nuestros pueblos de la parte de acá del mar océano”.

Por su parte el embajador Cacho Quesada, al presentar las razones para tal distinción, recordó su primer encuentro con el cardenal Ortega durante una visita que hiciera a La Habana hace más de cinco años, y le escuchó como “responsable máximo de la Iglesia Católica de Cuba y como cubano cuyas opiniones merecían, sin lugar a dudas, ser escuchadas y valoradas”.

“Desde su cubanidad –dijo más adelante el representante del Estado español- , su profunda fe religiosa y su sincera preocupación por el bienestar del pueblo cubano, el cardenal Ortega ayuda, con lealtad y honestidad en la búsqueda de un futuro de paz y prosperidad para todos los habitantes de esta Isla, tan vinculada, por otra parte, a España por la historia, la cultura y la sangre”.

La Orden, instituida por el rey Fernando VII el 14 de marzo de 1815 como Real y Americana Orden de Isabel la Católica y que le fuera otorgada al entonces obispo de La Habana, Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa, tenía como propósito “premiar la lealtad acrisolada a España y los méritos de ciudadanos españoles y extranjeros en bien de la Nación y muy especialmente en aquellos servicios excepcionales prestados en favor de la prosperidad de los territorios americanos y ultramarinos”. Mediante un Decreto Real de 1847, pasó a ser conocida como Real Orden de Isabel la Católica. Según disposición del año 1998, en la actualidad tiene el objetivo de “premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la Comunidad Internacional.” Su Gran Maestre es Juan Carlos I, rey de España.//Redacción de Palabra Nueva

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