Un grupo de investigadores de Francia y Reino Unido ha analizado más de 300 cristales formados en las rocas volcánicas de la isla griega de Santorini procedentes de diferentes fases eruptivas.
Tras analizar los registros de cristal los autores han descubrieron que “la acumulación de magma necesaria para que se produzca una erupción volcánica pueden ocurrir en pocas décadas, un período geológicamente muy corto”, declara a SINC Timothy Druitt, investigador de la Universidad francesa Blaise Pascal y autor principal del trabajo.
El experto recuerda que esta acumulación bajo el volcán puede ocurrir pese a que este haya permanecido en estado de latencia durante miles de años. Por eso recomienda no bajar la guardia. En palabras de Druitt, “incluso sistemas volcánicos que han permanecido mucho tiempo inactivos en lugares remotos del mundo deben ser estrechamente vigilados para detectar signos de malestar en profundidad”.
Su trabajo, que se publica esta semana en la revista Nature, servirá para comprender mejor los acontecimientos que preceden a las erupciones de los grandes volcanes y con qué frecuencia se producen.
El equipo utilizó una novedosa técnica de extracción, que consigue identificar diferentes escalas de tiempo en cada cristal volcánico. Los datos obtenidos podrían servir para diseñar estrategias de seguimiento de sistemas volcánicos que, pese a haber permanecido inactivos y latentes durante mucho tiempo, son potencialmente activos.
Los autores de este trabajo sugieren que la supervisión a largo plazo de los cráteres serviría para detectar cualquier cambio en los yacimientos de magma y permitiría predecir erupciones futuras.
Actualmente existen volcanes potencialmente activos, como Long Valley y Yellowstone en los EE UU, y Campi Flegrei en Italia. Si estos sistemas estallaran, serían capaces de esparcir decenas de miles de kilómetros cúbicos de magma explosivo en días, incluso horas. Por ejemplo, en la isla de Santorini, la última gran erupción –ocurrida en el año 1.600 a. C.– expulsó entre 40 y 60 kilómetros cúbicos de lava. Los expertos han averiguado que entre este estallido y el inmediatamente anterior habían pasado 18.000 años.
Volcan en erupción. Imagen: Julien Grondin.