El conocimiento de las alteraciones genéticas contribuye a mejorar el diagnóstico y pronóstico de las enfermedades hematológicas.
En el encuentro se han presentado las últimas novedades en leucemias, linfomas y trasplantes.
Las cifras de incidencia de las enfermedades hematológicas se mantienen estables, con 30-35 casos por cada 100.000 habitantes/año, y un ligero incremento en el número de linfomas.
Madrid.- En los tumores sanguíneos cada vez se trasladan más rápido los hallazgos de la investigación básica a la práctica clínica. Por un lado, los avances en biología molecular permiten prever mejor la evolución de un paciente o su respuesta a un fármaco. Por otro lado, los estudios muestran que los medicamentos dirigidos pueden ser utilizados de forma crónica en algunos tipos de cáncer hematológico, como leucemias o linfomas, hasta que la enfermedad se reactive, con resultados positivos sobre la supervivencia y la calidad de vida. En los últimos años, el optimismo entre los profesionales se ha asentado gracias que aumenta el conocimiento genético, se dispone de medicamentos biológicos y las técnicas son cada vez más sofisticadas. Todo ello se puso de manifiesto este fin de semana en Madrid en la 9ª edición del encuentro Conclusiones del 52º Congreso Anual de la Sociedad Americana de Hematología, la reunión más importante que tiene lugar en nuestro país junto con el Congreso Nacional de la especialidad. A esta jornadas celebradas en Madrid, asistieron más de 600 hematólogos de toda España.
Según el doctor Francesc Bosch, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona y uno de los coordinadores de esta reunión, el Congreso Anual de la Sociedad Americana de Hematología (ASH), celebrado el pasado mes de diciembre, vino a confirmar que afortunadamente se está acortando la distancia entre lo que descubre la investigación básica y los que se aplica en la práctica clínica. “A diferencia de lo que sucedía hace unos años, el trasvase cada vez es más ágil y de ahí que los resultados sean igualmente cada vez más esperanzadores, con tratamientos diseñados para actuar sobre dianas específicas de estas enfermedades ”.
De la misma opinión es el doctor Eduardo Olavarría, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Complejo Hospitalario de Navarra y también coordinador de la reunión celebrada en Madrid. “Ahora uno de los retos que tenemos por delante es aplicar los avances de la Genética al desarrollo de nuevos tratamientos dirigidos. En pocos años se ha producido un cambio sustancial y hemos pasado de terapias convencionales poco específicas a empezar a disponer de medicamentos con un objetivo muy definido”.
Las posibilidades de mejora en el manejo de estos tumores son muy amplias. Tal y como aclara el doctor Olavarría, “esto se debe en gran medida a la disponibilidad de herramientas impensables hace tan solo cinco años y que nos están permitiendo analizar 45.000 genes en cuestión de pocos días”. Sirvan de ejemplo técnicas como la ultrasecuenciación que han contribuido en el último año a detectar alteraciones moleculares. “Con este potencial para mejorar el conocimiento de estas enfermedades podemos intentar prever mejor la evolución de los pacientes, saber si van a responder o no a un tratamiento, y de ese modo establecer la mejor terapéutica posible”, apunta el doctor Bosch.
Muchas de estas innovaciones diagnósticas y terapéuticas están modificando claramente la historia natural de algunas enfermedades hematológicas. “Hemos asistido a un cambio radical en la forma de tratar el cáncer de la sangre. Disponemos de fármacos que, solos o en combinación, aumentan la tasa de curaciones definitivas y la supervivencia de los pacientes. Otro aspecto positivo radica en que se ha mejorado también la calidad de vida, de forma que muchos enfermos pueden llevar una vida normal”, indica el doctor Olavarría.
Terapia de mantenimiento
De la mano de las terapias biológicas se ha empezado a probar con éxito el uso de estos medicamentos en mantenimiento, es decir de forma ininterrumpida hasta que la enfermedad vuelva a hacer acto de presencia. Por esta vía se está logrando cronificar linfomas o leucemias linfáticas crónicas. Como explica el doctor Bosch, “con los tratamientos actuales estamos llegando a eliminar estas patologías de forma perceptible. La clave es hacerlo durante el mayor tiempo posible porque sabemos que gran parte de los pacientes tanto a medio como a largo plazo van a recaer. Por eso este es ahora nuestro gran reto: investigar opciones y en ese sentido resulta prometedor el uso en mantenimiento de terapias biológicas”. Este experto admite que así “no vamos a derrotar de forma definitiva la enfermedad pero sí vamos a conseguir que los pacientes vivan más tiempo sin rastro de ella y por tanto mejor”. Un ejemplo: en el linfoma folicular para el que se ha conseguido con esta estrategia consiga aumentar la supervivencia global en casi dos años y la supervivencia libre de progresión en una cifra similar.
Otra de las terapias biológicas que en linfoma no Hodgkin (LNH), y cuyos datos se difundieron también el pasado diciembre en el congreso americano, es el anticuerpo monoclonal anti CD-20 Obinutuzumab (GA101). Este medicamento aumenta la supervivencia, según ha revelado un estudio GAUSS que comparó esta terapia en investigación frente a Rituximab. Para el doctor Olavarría, “los datos preliminares son esperanzadores”.
Incidencia
Las enfermedades onco-hematológicas ocupan el primer lugar en los tipos de cáncer en la población infantil y el quinto en el caso de los adultos. Existen diferencias entre unos y otros, pero en su conjunto se estima que en España se diagnostican entre 30 y 35 casos por cada 100.000 habitantes, siendo la quinta causa de muerte por cáncer. En los últimos años, la incidencia de la mayoría de ellas se ha mantenido estable con excepción de los linfomas en los que se ha registrado un discreto incremento sin que todavía se haya podido establecer la causa.
Temas de interés para hematólogos españoles
El programa científico de la reunión de Madrid incluyó temas amplios de hematología, centrados en el enfoque clínico pero también se dedicó un apartado a la investigación básica y biológica. Se han abordaron asimismo las principales enfermedades que se ven en la práctica diaria: leucemias, los síndromes linfoproliferativos y mielodisplásicos linfomas, entre otros.
FOTO: Células T (en el centro). Imagen: Microbe World