Por Rosa Martínez/SINC.-«Cada vez es más evidente que hay que potenciar la sociabilización de la ciencia. Y los científicos tienen mucho que decir en este campo», explica David Bueno, profesor del Departamento de Genética de la UB y codirector de la colección Catàlisi, una iniciativa impulsada por Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona para acercar el mundo de la ciencia a la sociedad. La colección, que cubre una amplia variedad de temas científicos, nos recuerda como la ciencia rodea nuestros gestos más cotidianos e incluso modula la manera de ver y entender el mundo. Los títulos publicados en la nueva etapa de la colección, ¿Para qué sirven los transgénicos?,del profesor David Bueno, y Per què envellim?, de las profesoras Maria Soley (Departamento de Bioquímica y Biología Molecular) y Gemma Marfany (Departamento de Genética), son un claro ejemplo de ello. David Bueno, experto en el campo de investigación de las células madre y la medicina regenerativa, es autor de varias obras divulgativas. En 2010 ganó el Premio Europeo de Divulgación Científica Estudio General por el trabajo El enigma de la libertad. Una perspectiva biológica y evolutiva de la libertad humana. Además es miembro de la Asociación Catalana de Comunicación Científica (ACCC) y colaborador habitual de los medios de comunicación.
Clonación terapéutica, células madre, terapia génica, ingeniería tisular, etc. La ciencia es un referente para el progreso y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Pero, ¿nuestra sociedad está suficientemente informada para entender los avances científicos?
En efecto, la ciencia tiene un impacto muy importante en muchos aspectos de nuestra vida. Solo hay que echar un vistazo a nuestro alrededor. Desde los objetos más cotidianos hasta los tratamientos biomédicos más sofisticados, pasando por las previsiones meteorológicas e incluso por el propio concepto que tenemos de nosotros mismos y del mundo, de nuestra mente y de la relación con el medio ambiente, tienen su origen en la ciencia o bien son consecuencia de ella. Por otra parte, el progreso científico se ha intensificado enormemente en estas últimas décadas. Para poder disfrutar de todo este progreso con conocimiento de causa y con corresponsabilidad, hay que estar informado del mismo. Vivimos en una sociedad a la que denominamos de la información, pero a menudo esta información se nos presenta fragmentada, descontextualizada y, lo que es peor todavía, con aspectos reales y verídicos mezclados con otros que no lo son, por desconocimiento o con la intención de manipular. Por lo tanto, información hay mucha, aunque la accesibilidad a la información contrastada puede llegar a ser muy limitada. En este sentido creo que, con demasiada frecuencia, nuestra sociedad no está suficientemente informada o correctamente informada para entender de manera consecuente los avances científicos, con todas sus implicaciones.
«Para la mayoría de la gente, la realidad de la ciencia es lo que lee en la prensa», dice la socióloga Dorothy Nelkin, experta en la relación entre ciencia y sociedad. En un mundo globalizado, ¿la ciencia ha encontrado su espacio en los medios de comunicación?
Uno de los mejores espacios para difundir el conocimiento científico es, sin duda, los medios de comunicación. Por suerte estos últimos años se ha detectado un incremento considerable de informaciones relacionadas con la ciencia. Aun así, a pesar de su indiscutible utilidad, presentan, al menos por ahora, varios factores limitantes. Dos están estrechamente relacionados: la inmediatez de la información y la limitación de espacio. Estos factores hacen que, a menudo, la información haga referencia a un aspecto muy concreto del avance científico, pero que quede descontextualizada del resto, especialmente de su historia, de las implicaciones globales que tiene y de las perspectivas reales de futuro, aspectos que son necesarios para comprender con plenitud los progresos. Otra limitación es la vistosidad que a menudo se les da a las noticias; dicha espectacularidad se traduce en interés por parte del público, pero no siempre respeta de manera estricta la veracidad de la información. Finalmente, también destacaría como factor limitador la falta de especialización científica de algunos de los profesionales que trabajan en los medios de comunicación. Aun así debo decir que en estos últimos años se ha producido, en general, un incremento de especialización francamente notable.
Explicar la ciencia del siglo XXI y ponerla al alcance de la sociedad tampoco es tarea fácil. Hay que acercar lenguajes, buscar complicidades, encontrar puentes de contacto con el público. ¿Con qué objetivos nace la nueva etapa de la colección Catàlisi de la UB?
La nueva etapa de la colección Catàlisi nace con la intención de explicar cuestiones científicas de actualidad al gran público de manera sencilla y entretenida, con sentido lúdico pero a la vez de manera estrictamente rigurosa, escritas por profesionales especializados en el tema y editadas con gran esmero, de una manera atractiva y sugerente. En un sentido social, quiere contribuir, desde la UB, a la sociabilización de la ciencia; es decir, pretende favorecer el hecho de que la ciudadanía pueda llegar a ser copartícipe de los avances científicos para que pueda disfrutar de ellos en igualdad de conocimientos y de corresponsabilidad.
Las obras divulgativas que editará la colección, ¿a qué perfil de público irán dirigidas?
Como coordinador y editor científico de la colección, me gusta decir que irán dirigidas a toda persona mínimamente interesada en la ciencia o en el aspecto científico de que trate cada libro, que tenga unos conocimientos globales equiparables a los de las enseñanzas obligatorias actuales. Este es el claro propósito de la colección respecto al grado de especialización y tecnificación de su discurso narrativo.
La ciencia es múltiple, variada, pero el conocimiento científico tiene un elevado grado de especialización. ¿Cuáles son las áreas de la ciencia que abordará la colección Catàlisi?
La colección Catàlisi abordará todos los perfiles de la ciencia: biología, física, química, geología, medicina, etc., en todas sus vertientes. Pero —y eso es importante— siempre contextualizado en cuestiones de interés que sean próximos a los lectores. Por ejemplo, los dos primeros libros de esta nueva etapa, que acaban de publicarse, hacen referencia a dos temas que, sin duda, interesan o preocupan a muchas personas: los organismos transgénicos en todas sus vertientes y utilidades, situados en el contexto histórico del desarrollo científico y técnico de la humanidad, y el envejecimiento, desde las causas biológicas a las posibilidades científicas de retrasarlo o de mejorar la calidad de vida de las personas durante este proceso vital, por otra parte inevitable. Para 2012 estamos trabajando en un libro sobre meteorología y como esta afecta a nuestras actividades diarias más cotidianas, y en otro sobre el modelo energético actual y sus perspectivas de futuro. Y tenemos más en proyecto, sobre geología, química, la mente humana, etc.
La investigación es un punto clave en la actividad del colectivo científico. Mejorar la cultura científica de la sociedad actual, también lo es. Un científico que se esfuerza por divulgar el saber científico, ¿todavía es una rara avis?
Lamentablemente, todavía hay quien ve al científico divulgador como una rara avis, casi como una anomalía del sistema, pero afortunadamente esta percepción está cambiando de manera acelerada, ya que cada vez es más evidente que hay que potenciar la sociabilización de la ciencia. Y los científicos tienen mucho que decir en este campo. En este sentido, fue presentar la colección y empezar a recibir algunas propuestas de científicos interesados en divulgar aspectos concretos de su campo de investigación. Toda una prueba del interés que despierta la divulgación también dentro del colectivo de los investigadores.
Si analizamos el objetivo de fomentar la comunicación social de la ciencia, ¿cuál sería el papel que tienen las universidades y los centros de investigación?
El papel que tienen y que deben tener las universidades y los centros de investigación en la comunicación social de la ciencia es primordial, puesto que en estos centros es donde se generan la inmensa mayoría de avances científicos. Además, también en la mayoría de los casos lo hacen con recursos económicos procedentes de la sociedad. Eso genera la necesidad de tener que comunicar estos avances, tanto por el hecho de que todos ellos afectan de una manera u otra a la propia sociedad, como porque es la sociedad la que, de manera directa o indirecta, los ha financiado. Es una justa y necesaria retorno a la sociedad.
Usted ha trabajado en la aplicación de las células madre en medicina regenerativa, especialmente en cuanto al sistema nervioso, a partir del estudio de su desarrollo. Y también ha trabajado en el diseño de animales transgénicos. Recordando el título de uno de sus libros más conocidos, ¿tendremos «órganos a la carta» algún día?
Es difícil hablar de órganos a la carta, puesto que un órgano está formado por varios tejidos coordinados e integrados funcionalmente en un todo, que a su vez están formados por varios tipos celulares, también coordinados. Por el momento, ya se empieza a disponer de las primeras células a la carta, que se emplean en algunos procesos de trasplante, e incluso de algún tejido, como el epitelial. Es cuestión de tiempo desarrollar los conocimientos científicos y técnicos necesarios para obtener estos órganos, pero creo que, como mínimo órganos rudimentarios, tarde o temprano los utilizaremos de manera más o menos habitual en biomedicina.