Los artistas Pilar Pellicer y Alfredo Navarrete Pellicer, sobrinos del célebre poeta, hablan para Conaculta sobre los beneficios y desventajas de portar el apellido de uno de los grandes de nuestra cultura
***Este 16 de enero se conmemora el natalicio 115 del poeta tabasqueño
Sin decir palabras ni lanzar encomiendas, Carlos Pellicer defendió siempre el correcto uso del idioma español, el conocimiento y cuidado de las culturas prehispánicas, así como de la propia identidad del ser mexicano; con humor e ironía, el escritor dejó un intenso legado literario que hoy es recordado.
Conaculta, en ocasión del natalicio 115 del poeta, a celebrase este 16 de enero, lo recuerda a través de las voces de quienes lo conocieron de cerca, sus sobrinos: la actriz Pilar Pellicer y el pintor Alfredo Navarrete Pellicer, para quienes la figura de su tío quedó grabada profundamente tanto en sus vidas como en el ámbito de la cultura nacional.
Carlos Pellicer nació en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, en 1899, y falleció en el Distrito Federal en 1977. Es considerado como el poeta de más amplio registro y mayor intensidad de la primera mitad del siglo XX, abrevó de las corrientes de vanguardia y las asimiló en una obra original y consistente.
Para Pilar, el apellido Pellicer ha sido una fuente de inspiración más que una ayuda, “pues él era escritor y yo soy actriz, así que son expresiones que nada tienen que ver entre sí; pero en otro sentido, su manera de ser siempre fue un gran ejemplo a seguir, una manera de interesarnos en la cultura.
“Incluso en mi caso, alguna vez hasta intenté ser museógrafa por seguir su gusto por el arte, por la admiración que sentía por las culturas prehispánicas. Con el tiempo descubrí que mi verdadera vocación era ser actriz. En esta fecha que lo recordamos, creo que es importante decir que todos debemos acercarnos a la poesía en general y, claro, en particular a la suya”.
La actriz acepta que, a lo largo de su vida, portar el apellido Pellicer también ha sido una ventaja, pero sólo en ciertas ocasiones. “Como cuando tuve que viajar a París para estudiar actuación y me hacía falta una beca para poder solventar mi estancia en esa ciudad. Era muy joven, llena de sueños y mi tío me ayudó a cumplirlos pues en esa ocasión me dio una carta para que el gobierno de Tabasco me diera una beca, petición a la que accedieron gustosos y pude estar allá tranquila.
“Luego, ya instalada en París, él visitó en una ocasión la ciudad y me invitaron a un concierto de María Callas para acompañarlo, pues la embajada mexicana atendía muy bien a los ciudadanos que estábamos en París. Esa fue la única vez que el apellido me ayudó, se lo agradezco mucho, pues fue un momento decisivo de impulso a mi carrera”.
Carlos Pellicer fue promotor cultural, museógrafo e impulsor de las artes plásticas; en su faceta política ejerció la diplomacia y fue senador de la República.
Para el pintor Alfredo Navarrete Pellicer, el mayor recuerdo infantil de su tío es la manera en que ponía cada año un nacimiento en uno de los patios de su casa.
“Invitaba a toda su familia para que lo viéramos, era un especie de inauguración de una exposición, pues además acompañaba al nacimiento de música y de su voz, leyendo poemas que hacía para la ocasión.
“Ese era un momento muy divertido que nos marcó a todos sus sobrinos porque como niños no estábamos acostumbrados a ver los nacimientos decembrinos de esa manera.
“Creo que esa experiencia provocó en mí la curiosidad por el arte, el prehispánico en particular, además de que me dejó un recuerdo muy divertido pues así era él, todo lo hacía de muy buen humor, era muy divertido”.
Navarrete Pellicer comenta también que aunque la biografía de su tío señala que fue integrante del círculo de creadores formado en torno a la revista Contemporáneos, “en realidad no perteneció a ellos, pues la suya no era una poesía metafísica, se interesó, más bien, en la exuberancia del paisaje natural y los elementos que lo integran (el aire, el viento, el fuego).
“Su obra poética está vigente, aunque poco difundida, por lo que me parece que es buen momento para invitar a los jóvenes a que se acerquen a Carlos Pellicer, que seguramente aún tiene muchas cosas que decirles.
“Tener su apellido en mi nombre es algo que me compromete a seguir sus pasos, sobre todo en cuanto a la defensa y aportes a la cultura del país”.
El pintor comentó que, en su caso, su trabajo siempre lo ha firmado con uno de sus dos apellidos, por cuestiones prácticas más que por alguna otra razón, pues considera que al abrirse paso como artista fue necesario hacer las cosas de manera particular.
“La única vez que me ayudó ser Pellicer fue en una ocasión en que me detuvo la policía por conducir en estado de ebriedad –recuerda Navarrete con humor en sus palabras–, y cuando me llevaron a la delegación y se dieron cuenta de que mi segundo apellido era Pellicer, el juez comenzó a decirme que le gustaba su poesía y que lo recordaba, así que me dejó ir en seguida.
“Esa fue la única vez que me ayudó… para mí lo importante es recordarlo por sus aportes a la cultura del país, a la cual siempre defendió, sobre todo en el correcto uso del español, del cual exigía hablar sin errores, por ejemplo, alguna vez que platiqué con él, le dije: ‘sí, ok’, y él me dijo: ‘¿cómo que ok?, eso es americano, responde en español’. Así que desde entonces cuido mucho cómo hablo”./CONACULTA