Economistas del Servicio de Estudios del Banco de España publican un estudio sobre los efectos directos, indirectos y ‘de segunda vuelta’ del petróleo en la economía española y en la Unión Económica y Monetaria (UEM). Según sus resultados, la inflación española acusa más los efectos directos del precio del petróleo que el conjunto de la zona del euro.
“Afecta más a la inflación española por dos razones. Por un lado, porque los españoles gastamos proporcionalmente más en gasolina y diesel que los hogares de otros países europeos, y porque en España los impuestos sobre los carburantes son inferiores al resto de los países de la zona euro”, explica a SINC Luis J. Álvarez, coautor del estudio e investigador del Servicio de Estudios del Banco de España.
Según el trabajo que publica la revista Economic Modelling, aunque el cambio de precio del carburante sea igual en todos los países, a España en proporción le afecta más. “Nuestro Índice de Precios de Consumo (IPC) se ve más alterado”, apunta Álvarez.
A esto se añaden las repercusiones del conflicto armado en Libia. Álvarez apunta que debido a esta situación el diferencial de inflación de España, junto con la zona euro, se elevará. “Pero este es un efecto simétrico, es decir, cuando posteriormente baje el precio del petróleo, España se beneficiará más que el resto de países”.
“Las fluctuaciones en el precio del petróleo son un motor importante de variabilidad de la inflación. Los impuestos implicados en el combustible son de dos tipos, por un lado, el IVA y, por otro, un impuesto específico para este producto, que es fijo y mayor en España que en la mayoría de los países europeos, con lo cual el precio final que incluye impuestos fluctúa menos”, afirma el experto.
De hecho, los cambios en los precios del petróleo representan más del 50% de la variabilidad de la inflación española, una cifra algo menor en la zona del euro (45%), lo que refleja en parte la proporción más baja de los impuestos indirectos en nuestro país.
El estudio tiene en cuenta las cifras de inflación del Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice armonizado
de precios de consumo que publica Eurostat (Oficina de Información Estadística de la Unión Europea), el Producto Interior Bruto (PIB) de la contabilidad trimestral española, y el precio del barril de Brent (precio de barril de referencia en Europa) para analizar los efectos directos, indirectos y de ‘segunda vuelta’ de las subidas y bajadas en el precio del petróleo sobre la inflación.
Los efectos directos, o a corto plazo, se producen porque los cambios en el precio del crudo se trasladan a los precios de sus derivados, como los carburantes y combustibles de calefacción, e inciden sobre el coste de la cesta de la compra.
Los efectos indirectos y de ‘segunda vuelta’ apenas repercuten
Las consecuencias indirectas se derivan del impacto en las empresas de las oscilaciones del precio del petróleo en relación con los costes de producción que, a largo plazo, pueden repercutir en los costes de los productos de consumo. Los efectos de ‘segunda vuelta’ son aquellos que se refieren, por ejemplo, a las peticiones por parte de los sindicatos del aumento en los salarios, que también pueden provocar aumentos adicionales en los precios.
“En ambas economías, los efectos directos se han incrementado en la última década, lo que refleja una proporción de gastos más altos en productos de petróleo refinado en los hogares, mientras que los efectos indirectos y de ‘segunda vuelta’ parecen estar perdiendo importancia”, afirma el artículo.
Estas fluctuaciones transitorias tienen también más impacto en los salarios españoles que en los del resto de países de la zona del euro. “Sin embargo, la magnitud estimada de este efecto es limitado. En comparación con las consecuencias sobre la inflación, los impactos sobre el crecimiento del PIB son menos importantes”, explica Luis J. Álvarez.