Redacción.- Tras el nombramiento del todavía alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, como delegado del Gobierno en Asturias, cargo del que tomará posesión este próximo lunes, aparecen dos escenarios posibles, aunque sólo uno de ellos probable, en realidad, que supondrán el establecimiento de un nuevo ‘campo de juego’ en la política asturiana.
Al conocerse el acuerdo del Consejo de Ministros por el que se producía el nombramiento, los primeros titulares de algunos medios de Comunicación y las igualmente primeras declaraciones de los más fervorosos seguidores del regidor ovetense traducían la voluntad del presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, como la de poner al frente de su representación en el Principado de Asturias a un político avezado, de perfil duro, verbo incisivo y capaz, según esas voluntades supuestas de “embridar a Cascos”. En la práctica, quienes defienden esta tesis abogan –o desean—un perfil de delegado poco o nada colaborador, bronquista, inflexible y convertido en “martillo de herejes”.
Sin embargo, otros veteranos políticos asturianos ven poco verosímil que De Lorenzo ejerza ese papel, políticamente poco elegante para quien, como él, gusta de serlo, porque plantearía serios problemas al propio PP de Asturias. En primer lugar, porque restaría protagonismo al próximo presidente de los populares asturianos, previsiblemente Mercedes Fernández, quien saldrá con sus poderes reforzados tras el próximo Congreso regional y busca, a todas luces, renovar caras en la cúpula dirigente de los populares, en lo que parece ser una exigencia de buena parte de la sociedad y de la propia afiliación. En segundo lugar, porque la figura del delegado del Gobierno, como su propio nombre indica, si bien no tiene apenas capacidades ejecutivas, si tiene una gran repercusión social en sus mensajes, que se entiende son los del propio Gobierno de España, con lo que el tono y los contenidos de declaraciones y mensajes no pueden salirse de determinados límites institucionales, so pena de provocar incendios sociales que poco favorecerían al PP en una etapa muy peligrosa, por la gran trascendencia que, pasado el voluntarismo inicial, los graves recortes, supresiones y frenazos en infraestructuras e inversiones pendientes desde hace años van a tener en la conciencia social de los asturianos.
No menos importante es el hecho de que el presidente del Gobierno del Principado es la máxima representación del Estado en la Comunidad Autónoma, y tampoco parece ético un acontecer diario de puyas e invectivas u obstáculos y paralizaciones, como parecen prever algunos opinantes.
Hay otro escenario posible, y mucho más probable, que es el de un nuevo tiempo en la política asturiana, frase acuñada en los primeros minutos por el exdelegado del Gobierno Antonio Trevín.
Es el escenario de un Gabino de Lorenzo activamente ocupado en torear los malestares sociales que vayan produciendo la retirada de inversiones, la paralización de proyectos y el ‘nada que ofrecer’ que se temen muchos asturianos mientras dure esta difícil etapa de la economía española, con una nueva presidenta del PP en Asturias cuyo talante más conciliador permita restañar heridas y rebajar la confrontación social y política y un equipo municipal en Oviedo que vaya preparando la recuperación de la transición que podría producirse o el advenimiento de un nuevo candidato que permita mantener el control político de la capital del Principado.
En cualquier caso, coinciden los políticos profesionales consultados por este medio, el nuevo tiempo político comienza el lunes.
FOTO: Oviedo Diario