Michelle Bachelet, ex Presidenta de Chile y actual directora ejecutiva del organismo sobre Igualdad de Género de la ONU, estuvo la semana pasada en al PE. Tras participar el jueves en una reunión de la comisión parlamentaria de Derechos de la Mujer, el viernes fue recibida por el Presidente Buzek. Justo antes, compartió con nosotros su visión sobre la influencia de las mujeres en política, el papel femenino en las revoluciones árabes o su experiencia personal al frente de la República chilena.
¿Cuáles son hoy los principales obstáculos para la igualdad?
La falta de poder de las mujeres. Por eso, nos hemos marcado como tarea fundamental dotarlas de poder. Cuando las mujeres tienen poder, cuando sus voces son escuchadas, como con su participación y representación política, cuando son actoras de los procesos económicos y sociales en sus países, podemos fortalecer sus capacidades en términos de trabajadoras con derechos, o medianas, pequeñas empresarias con acceso a créditos, con acceso a la propiedad de la tierra en el caso de las trabajadoras agrícolas, o también con más mujeres en puestos de representación altos en el sector privado, como CEOs o como parte de la dirección.
Cuando tenemos más mujeres en puestos de dirección, los temas de mujeres adquieren una connotación particular, pero además, a mi juicio, cuando hay mujeres en la política, cambia la política y cambia la calidad de la política, se mejora. Por eso es tan importante tener hombres y mujeres,
Otro obstáculo para la igualdad es la violencia contra las mujeres. Muchas mujeres la sufren, es una pandemia universal, incluso en el mundo desarrollado, cruza todas las clases sociales, las etnias, las religiones, y por eso es fundamental hacernos cargo de la tarea de resolverlo. Continuaremos trabajando con la Unión Europea en este sentido.
Un último elemento fundamental es cómo aseguramos que en los países en conflicto y postconflicto se tienen en cuenta las mujeres y sus preocupaciones y problemas, o que las que han sufrido violencia, violaciones, mutilaciones, etc, cómo repararlas de manera que el conjunto de la sociedad se haga cargo de que este es un problema de todos y no sólo de las mujeres.
Precisamente, quería preguntarle ahora por el papel de las mujeres en las revoluciones árabes que se están viviendo estos días.
Antes de venir aquí he estado en Egipto. Creo que es muy importante asegurar que esa presencia femenina en la plaza Tahrir, donde había mujeres y hombres jóvenes empujando fuerte por un país más democrático, que no se pierda esa presencia, esa participación, esa perspectiva de que las mujeres también estén en el proceso de diseño y construcción de una sociedad más democrática, porque democracia no es sólo votar, también es inclusión, pluralismo, diversidad, y creo que hay una tremenda oportunidad para las mujeres, pero requieren de mucho apoyo.
Es usted un ejemplo de mujer que ha llegado a lo más alto en su vida profesional. ¿Ha tenido que vencer muchos obstáculos por el hecho de ser mujer?
Tuve la tremenda oportunidad de estar en una familia que siempre entendió que las mujeres teníamos los mismos derechos y las mismas oportunidades que los hombres, una familia que siempre me apoyó y me incentivó a que yo pudiera concretar mis sueños y que nunca pensara que el mundo era restringido para las mujeres. Que creyó en que si uno trabajaba con ahínco, con esfuerzo, si colocaba toda su inteligencia, capacidad, compromiso y pasión en los valores que uno creía y las causas que uno compartía, uno podría llegar a cumplir aquellos sueños. La verdad es que nunca me planteé ser Presidenta de la República, pero mi compromiso con los demás, de servicio a la gente, me llevó a trabajar en el servicio público, a ser ministra de Salud, de Defensa... y siendo ministra de Defensa, el país me vio como una posible Presidenta. Creo que esto es importante, porque muchas veces las mujeres no tienen visibilidad, no se ven en áreas ligadas al poder, sino en áreas ligadas a los servicios, y por lo tanto, la simbología de mujeres en puestos de poder se pierde.
En cuanto a obstáculos que uno percibe, cuando se empieza un nuevo camino siempre está la duda de los que tienden a imaginar que sólo lo conocido es lo mejor, y los prejuicios de no saber si uno va a tener la capacidad, si la manera y la apuesta que yo hice a ser presidenta o ministra de defensa pero manteniendo mis características de mujer. Hay gente que al principio no pudo entender que ese era un tipo de liderazgo distinto. Yo le diría que son obstáculos normales, pero lo importante es que se pueda demostrar que las mujeres podemos, y que podemos ser muy exitosas.