Al inicio del nuevo año, AsturiasMundial desea para todos los pobladores de Tierra Hogar el advenimiento de un tiempo nuevo en el que el ajuste de pensamientos y conductas nos permita proseguir la andadura social y colectiva por una senda distinta, sí, pero más enriquecedora en aquellos asuntos realmente importantes y más consciente de la responsabilidad humana en el equilibrio del planeta que habitamos y el bienestar de las criaturas que lo pueblan.

Desde sus inicios como especie, la Humanidad ha experimentado fases de crecimiento acelerado, y desordenado, acompañadas de movimientos exploratorios cuyos resultados no siempre resultan beneficiosos para un progreso sostenible y realmente útil al ser humano. A esos ciclos han seguido otros de contención y reajuste en los que si es cierto que se retrocede, también lo es que, tradicionalmente, se aprovecha para analizar lo bueno y lo malo de los caminos andados y acumular energías para emprender otra etapa expansiva.

Es el momento que nos toca vivir. El consumo un tanto descontrolado de bienes y materias primas cuyas reservas son limitadas, la pérdida de aprecio por la riqueza de valores intangibles como la disponibilidad de tiempo propio, la comunión con el universo que nos rodea, la comunicación con nuestros semejantes y la consciencia del valioso tesoro que es la vida por su propia condición de hecho accidental con duración limitada y punto final imprevisible, nos han llevado a un punto en el que era, es, necesario detenerse a analizar, valorar, extraer consecuencias y, como ya se preconiza, definir un nuevo paradigma.

Nunca la sociedad humana ha tenido a su disposición tantas herramientas y recursos tecnológicos para hacer más confortable un entorno azaroso u hostil, para procurar su bienestar y defender su salud. Pero, al mismo tiempo, nunca han sido tan desiguales el reparto de bienes y materias primas, el reparto del agua y el alimento, la disponibilidad de esos celebrados avances en mejoras científico técnicas.

Es llegada la hora de detenerse y pensar. Es hora de dedicar nuestros esfuerzos a la obtención de tiempo libre, de tiempo disponible, para nosotros mismos y para compartirlo, intercambiarlo y disfrutarlo con los demás. Es hora de disfrutar de los bienes intrínsecos que madre Tierra ha puesto a nuestro alcance. El viento en el rostro, el apetito satisfecho con suficiencia aunque sin hartazgo, el placer del reposo merecido, la inteligencia en el trabajo suficiente, la elaboración del pensamiento, la filosofía de las cosas en lugar de la obtención de las cosas.

Y ese puede, debe de ser, el camino por el que este año discurran nuestros pasos. Ese puede, debe de ser, el hecho positivo que resulte de una crisis mundial producida por el exceso como costumbre y, no hay que olvidarlo, por la desmedida ambición que ha hecho que unos pocos, menos del 1 por millón, hayan acumulado un poder material y político sin precedentes, empobreciendo al conjunto de los países y sus pobladores en un intento estéril por atesorar riquezas que ni sus cuerpos pueden disfrutar ni sus espíritus trascender en el momento en que, como a todo mortal, el curso natural o accidental de la existencia pone fin a su opulenta pero miserable vida.

Aprendamos de esta pasada experiencia. Y recordemos algo importante. Nunca la sociedad tuvo a su alcance herramientas de comunicación tan poderosas como las actuales. Al control de unos pocos mal todopoderosos, se opone la rapidez de propagación de los mensajes, de las ideas. Las redes sociales, la era digital, es la mayor democratización vivida por la Humanidad a lo largo de su existencia hasta hoy. Aprovechémoslo. Seamos capaces de reflexionar, y de actuar, de consuno con nuestros semejantes, y volvamos al mismo tiempo la vista hacia nuestro mundo interior. Hay, en ambos, mucho bienestar, mucho confort. Mucha belleza.

Hagamos de 2012 el año de nosotros mismos..., para compartirlo y compartirnos con los demás.

AsturiasMundial así se lo propone y así se lo desea.

FOTO: NASA