Los organismos de la ONU trabajan para brindar albergue, agua, alimentos y otros suministros básicos a la población damnificada por la tormenta tropical Washi en la isla Mindanao, en el archipiélago de Filipinas. Según las autoridades locales, la cifra preliminar de muertos alcanza 1.249, con un número indeterminado de desaparecidos.
La tormenta, ocurrida el 17 de diciembre, provocó deslaves, inundaciones y avalanchas de lodo que destruyeron unas 13.000 viviendas y causaron el desplazamiento de más de 400.000 personas.
Cuatro días después del desastre, el Fondo de la ONU para Respuesta a Emergencias (CERF) desembolsó tres millones de dólares para atender las necesidades más urgentes.
Los recursos se repartieron entre la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que comenzaron de inmediato a proveer ayuda alimentaria, agua y asistencia logística para la evacuación y albergue de los siniestrados.
Según una evaluación provisional de la ONU, harán falta 28 millones de dólares para continuar la asistencia humanitaria a la población afectada durante los próximos tres meses.
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