CGP/DICYT La glándula tiroides, localizada en el cuello, es la encargada de producir las dos hormonas que regulan todo el metabolismo, o lo que es lo mismo, los cambios físicos y químicos que transforman el alimento en energía. Cuando esta glándula tiene una actividad excesiva, lo que se denomina hipertiroidismo, es necesario iniciar un tratamiento para evitar complicaciones. Uno de ellos es el iodo radioactivo I-131 aunque, como explica a DiCYT la profesora de la Universidad de Valladolid y doctora en el Hospital Clínico Raquel Barquero, no existe consenso entre todos los países a la hora de cuantificar la radiación que absorbe el paciente tratado con I-131.
Barquero ha trabajado en el desarrollo de una norma internacional para determinar la actividad del I-131 (iodo 131) en los pacientes que reciben tratamientos de enfermedades del tiroides, que ha sido apoyada por 17 países de los que integran el Comité ISO de Protección Radiología. De momento, el proyecto es un borrador, al que siete países (Estados Unidos, Argentina, Canadá, Francia, Italia, Kenia y España) han aportado sus expertos para introducir sugerencias, y cuyo documento definitivo, la norma ISO 16644, podría estar listo dentro de tres años.
Como explica Raquel Barquero, quien lleva trabajando en este campo cerca de 10 años, el proceso suele ser “muy lento”, porque requiere “poner de acuerdo a muchos países”, pero la nueva norma permitirá impulsar “un método estandarizado para cuantificar la cantidad de radiación que absorbe un enfermo de tiroides tratado con iodo 131”.De esta forma, todos utilizarán el mismo método y se podrán hacer comparativas entre los distintos países. “La propuesta ofrecerá un método común para todos los servicios de medicina nuclear del mundo”, asegura la experta.
Respecto a la necesidad de conocer esta información, la investigadora subraya que “la cantidad de I-131 captada (actividad) es un dato esencial para poder estimar la dosis de radicación y la eficacia del tratamiento, ya que la dosimetría tiene que ser individualizada”, añade la investigadora.
Propuesta de Aenor
Este método diseñado por la profesora de la Universidad de Valladolid ha sido a propuesta de Aenor-España, ya que Raquel Barquero tiene una larga experiencia en radiofísica hospitalaria en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid. La norma fue presentada ante el Grupo de Trabajo Dosimetry and realted protocols in medical applications of ionizing radiation, reunido en el marco de la sesión plenaria del Comité ISO de Protección Radiológica que se celebró en Niágara (Canadá) el pasado mes de abril de 2011.
El Comité Internacional de Normalización ISO es el organismo dedicado a la normalización y estandarización a nivel mundial y tiene como objetivo garantizar unos mínimos de calidad y de homogeneización para aumentar el ahorro y la eficacia. En realidad, es una federación de organismos nacionales como el AFNOR francés. BSI británica y, en España, el organismo correspondiente es la Asociación Española de Normalización (AENOR). Aunque las normas ISO no son de obligado cumplimiento, “todo el mundo intenta utilizarlas porque son un certificado de calidad, garantizan un trabajo bien hecho”, apunta Barquero, quien recuerda que en España existe un grupo de trabajo en dosimetría de medicina nuclear del que forman parte varios hospitales y que ha realizado varios protocolos nacionales.