Por Ignacio Sánchez Vicente.- La primera vez que llegó a mis manos una botella de la bodega de Eladio Piñeiro, hace ya algunos meses, por gentileza de Lalo, el eficiente director de la distribuidora asturiana Méndez León, tardé algunos días en decidirme a abrirla. Y eso porque una de las primeras impresiones que se lleva uno al encontrarse con los calddos de la