Los cambios sociales y culturales pueden acelerar la evolución en los humanos modernos

Los cambios sociales y culturales pueden acelerar la evolución en los humanos modernos

Una investigación internacional sobre seis etnias del Amazonas indica que la cultura de uno de los grupos, distinta a la del resto, contribuyó a que su fenotipo cambiara más rápidamente.

 

Los cambios en la estructura social y las distintas prácticas culturales pueden impulsar la evolución biológica en las poblaciones humanas. Es la principal conclusión de un trabajo internacional que se publica en la última edición de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Este estudio afirma que la cultura, unida a las barreras geográficas y lingüísticas de un grupo, puede acelerar sus cambios evolutivos. Por ello, los autores de este artículo defienden que “la coevolución genético-cultural podría ser el modo dominante de la evolución humana moderna”.

En declaraciones a SINC, Rolando González-José, investigador del Centro Nacional Patagónico en Puerto Madryn (Argentina), opina que “el medio ambiente cultural es más importante y determinante que el medio ambiente natural en la evolución de las poblaciones humanas modernas”.

Según este investigador y coautor del trabajo, “los estilos de vida de las sociedades modernas, la dieta, el tabaquismo, el sedentarismo y ciertas enfermedades, sin olvidar los factores genéticos, configuran un ‘medio ambiente’ cultural que incide en la expresión de algunos fenotipos”.

 

La investigación ha comparado las características geográficas, climáticas, físicas y los patrones genéticos de 1.203 personas de seis poblaciones indígenas americanas que habitan en la Amazonia brasileña.

Al analizar las medidas craneales de los habitantes de estos pueblos amerindios, los expertos observaron que la etnia Xavánte es la que más se diferencia del resto. “Los análisis de la variación en la forma de la cabeza indicaron que evolucionaron hacia cabezas más alargadas, caras más altas y angostas y narices más anchas”, explica González-José.

El análisis de estas características físicas ha mostrado que su morfología había evolucionado casi cuatro veces más rápido que, por ejemplo el de su pueblo hermano, los Kayapó, de los que se separaron hace 1.500 años.

“Los grupos humanos que proceden de un antepasado común reciente pueden experimentar diferentes ritmos de divergencia fenotípica, probablemente como respuesta a diferencias sociales o culturales determinantes” explican los autores. El equipo responsable del trabajo añade que “algunos fenotipos también pueden evolucionar rápidamente como respuesta a procesos mediados por la cultura”.

 

Los investigadores creen que el clima distinto y la separación geográfica de esta población respecto a las otras cinco no han influido en sus características físicas. Sin embargo, el aislamiento cultural y la selección sexual de esta tribu sí podrían haberlo hecho.

Una publicación anterior demostró que en una aldea Xavánte la cuarta parte de la población eran hijos de un solo jefe que tenía cinco esposas. De ahí que la selección sexual favorezca a los socialmente mejor posicionados.

Los resultados del trabajo apoyan la hipótesis de que “los genes y la cultura coevolucionan y a menudo revelan patrones y tasas de cambio atípicas”, afirman los autores. Los responsables de la investigación proponen que la hipótesis de la coevolución entre los genes, fenotipos y la cultura sea tenida más en cuenta en los debates de la evolución humana moderna

 

FOTO: El pueblo Xavánte se separó de su pueblo hermano, los Kayapó, hace 1.500 años. Foto: J. Marconi

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