Paunovic, el técnico que subió al cielo y cayó en silencio: las verdaderas razones de su salida del Real Oviedo

Paunovic, el técnico que subió al cielo y cayó en silencio: las verdaderas razones de su salida del Real Oviedo

Desgaste interno, tensiones en el vestuario y un divorcio total con la dirección deportiva precipitaron un relevo que llevaba semanas gestándose. Jesús Martínez lo tenía claro: el modelo de club debía volver a manos de su viejo deseo, Luis Carrión.

 

 

De la noche a la mañana, Veljko Paunovic pasó de héroe del ascenso a nota de despedida en la web oficial. Pero el terremoto que sacude al Real Oviedo no se fraguó en un día: la desconfianza llevaba semanas cocinándose entre reuniones discretas, cenas de estrategia y silencios cada vez más incómodos en El Requexón.

Paunovic, que había devuelto al club a Primera veinticuatro años después, no encajó nunca del todo en el engranaje Pachuca, el modelo que controla desde México el destino azul. Su salida, comunicada cuando ya se disponía a dirigir el entrenamiento del jueves, era la crónica de un divorcio anunciado.

Un entrenador sin red: tensiones y falta de sintonía

Fuentes cercanas al vestuario confirman lo que hasta ahora se decía en voz baja: Paunovic había perdido el vestuario. Los capitanes mantenían trato correcto con el técnico, pero la relación con otros jugadores se había deteriorado. Hubo fricciones en las decisiones tácticas, en la gestión de los roles y hasta en los mensajes públicos.

“Había jugadores que ya no creían en él”, resume una fuente interna consultada por Asturias Mundial. “Los entrenamientos eran duros, pero sin alma. Había más miedo que entusiasmo.”

En la dirección deportiva el clima tampoco era mejor. Paunovic reclamaba fichajes “de jerarquía”, pero el club apostó por perfiles jóvenes y de proyección. El desencuentro sobre el modelo deportivo se convirtió en un muro: el serbio pedía músculo, Pachuca pedía ADN azul.

La cena que lo cambió todo

La decisión final se tomó la noche anterior a su destitución, en un restaurante céntrico de Oviedo.
Allí, Martín Peláez se reunió con los capitanes para pulsar el ambiente del vestuario y trasladar el mensaje que ya traía de México: Jesús Martínez había perdido la confianza en el entrenador.

Los futbolistas hablaron con franqueza. Admitieron respeto por Paunovic, pero reconocieron que “el ambiente estaba roto”.
Horas después, Martínez dio el visto bueno desde Pachuca. Y a la mañana siguiente, mientras Paunovic llegaba al Requexón para preparar el siguiente partido, ya había sido cesado.

“El club necesitaba una voz distinta, alguien que vuelva a conectar al vestuario con la grada”, resumen desde la cúpula azul.

El elegido: Carrión, el técnico del consenso

Luis Carrión era el anhelo de Jesús Martínez desde hace meses. De hecho, tras su salida a Las Palmas en 2024, el Grupo Pachuca intentó sin éxito repescarlo. Su estilo —intenso, ofensivo, vertical— y su relación con la plantilla lo convirtieron en la opción natural para un vestuario que pedía aire nuevo, pero no una revolución.

Carrión aceptó el reto a sabiendas de que regresa a un entorno exigente. Tiene crédito, pero también heridas abiertas: parte de la afición no le perdonó su marcha al fútbol canario, cuando parecía que renovaría con los azules.

Ahora, con el equipo en la zona baja de la clasificación pero fuera del descenso, su regreso es una mezcla de pragmatismo y apuesta emocional. Jesús Martínez confía en que Carrión restablezca el equilibrio entre identidad y resultados: “Es el técnico que entiende lo que queremos para este club”, habría dicho el presidente del grupo mexicano, según fuentes próximas.

Un vestuario dividido y un relevo quirúrgico

La decisión no solo responde a resultados. Dentro del vestuario se había formado un grupo que aún respaldaba a Paunovic, pero otro sector consideraba que el mensaje estaba agotado.
El cuerpo técnico detectó “una fatiga emocional”, agravada por la presión de mantenerse en Primera y por la falta de comunicación entre banquillo y directiva.

“Pauno se sentía solo. No tenía ni red ni respaldo real. Ni en México ni aquí”, desliza un trabajador del club.

En ese contexto, el relevo fue más un desenlace que una sorpresa. El propio entrenador había mostrado su frustración en reuniones internas, alertando de que “no todos remaban en la misma dirección”.

El reto Carrión: curar el alma del Oviedo

Carrión se enfrenta a un desafío inmediato: reconectar con la grada y reanimar a un vestuario que ha perdido alegría. En su primera etapa, el catalán construyó un equipo con carácter, velocidad por bandas y rigor táctico. Ahora, la afición espera que repita la receta.

El entrenador llega con un núcleo de jugadores que ya lo conocen —Dani Calvo, Costas, Colombatto— y el apoyo explícito de Santi Cazorla, quien mantiene con él una relación cercana. Su idea pasa por devolver al equipo un fútbol reconocible y valiente, que acerque a la grada y devuelva confianza.

Lo que viene: resultados o ruido

Carrión sabe que no tendrá cien días de gracia. La propiedad mexicana quiere estabilidad, pero también puntos. En los despachos lo asumen con claridad: otro batacazo antes del parón sería imperdonable.

Mientras tanto, en el entorno del club todos lo repiten con voz baja pero segura:

“Esto no fue una decisión improvisada. Se venía cocinando desde agosto.”

Y esa es, quizás, la verdad más pura de todas. Que el amor entre Paunovic y el Oviedo se rompió en los despachos mucho antes de que lo hiciera en el campo.

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