El fuego comenzó de madrugada. Nadie lo esperaba. Pero en cuestión de minutos, el humo llenó la vivienda y, con él, la tragedia.
Bernardo tenía 86 años y vivía solo en su piso de la calle Bernardo Casielles, en el barrio ovetense de La Argañosa. Esta madrugada, mientras el vecindario dormía, una llamada al 112 cambió el rumbo de la noche. Eran las 2:30 horas cuando el olor a humo alertó a los residentes. Algunos intentaron llamar a su puerta. Otros, desde la ventana, vieron cómo una tenue humareda escapaba hacia el exterior. Nadie imaginaba lo que estaba ocurriendo dentro.
Minutos después, llegaron los Bomberos de Oviedo y la Policía Local. Con rapidez, accedieron al interior del inmueble. Pero ya era tarde: el cuerpo sin vida de Bernardo yacía allí. No hubo gritos. No hubo tiempo. Solo el silencio del fuego lento que lo envolvió todo.
Una ambulancia, el médico forense y efectivos de la Policía Judicial y Científica acudieron también al lugar. Durante horas, trabajaron en la vivienda para determinar las causas del incendio. Se barajan varias hipótesis, pero aún no se ha determinado el origen exacto del fuego.
Una tragedia que puede pasarnos a todos
La muerte de Bernardo no es un simple suceso. Es un espejo.
Un recordatorio de que muchos mayores viven solos. De que una chispa, un cortocircuito, una estufa mal apagada, puede ser fatal. De que la seguridad doméstica no es un lujo, es una urgencia.
Cada año, los cuerpos de emergencia atienden centenares de incendios en viviendas, y muchos de ellos tienen como protagonistas a personas mayores que no cuentan con sistemas de detección, que viven en silencio, en pisos antiguos, a menudo con instalaciones eléctricas obsoletas.
¿Y si fuese tu padre? ¿Tu abuela? ¿Tú?
Hoy ha sido Bernardo. Mañana puede ser cualquiera.
Instalar detectores de humo, revisar las instalaciones eléctricas, acompañar a quienes viven solos, formar a nuestros mayores sobre qué hacer en caso de incendio… Son gestos que salvan vidas.
Oviedo llora, pero debe actuar
Las autoridades han lamentado profundamente lo sucedido. La concejalía de Seguridad Ciudadana recuerda que la ciudad dispone de recursos para ayudar a personas en situación de vulnerabilidad, y ha anunciado que se reforzará la campaña de prevención de incendios en viviendas.
La comunidad de La Argañosa ha amanecido consternada. Hoy, más que nunca, las preguntas flotan en el ambiente:
¿Podía haberse evitado? ¿Qué podemos hacer para que no vuelva a pasar?