El mundo despide al Papa Francisco: líderes, casas reales y jefes de Estado, unidos en un adiós histórico en Roma

El mundo despide al Papa Francisco: líderes, casas reales y jefes de Estado, unidos en un adiós histórico en Roma

La Plaza de San Pedro vibra con un silencio sobrecogedor mientras se desarrolla uno de los funerales más multitudinarios de la historia reciente. Bajo un cielo parcialmente encapotado, líderes de más de 150 países, monarcas, primeros ministros y miles de fieles acompañan el último adiós al Papa Francisco, fallecido el pasado lunes a los 88 años.

La imagen que ofrece el atrio de la Basílica de San Pedro es imponente. En las primeras filas, junto al féretro cubierto únicamente por el Evangelio y una sencilla cruz, se alinean las principales autoridades mundiales. El protocolo previsto, basado en el orden alfabético en francés, ha sido modificado a última hora por exigencias de representación y precedencias simbólicas. Así, se aprecia a los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, situados en la primera fila, a escasos metros del altar, justo junto a Donald Trump y su esposa Melania.

El expresidente estadounidense ha causado un pequeño revuelo entre los asistentes. Mientras que la etiqueta exigía riguroso negro para los varones, Trump luce un traje azul marino, rompiendo la uniformidad del resto de mandatarios. A su lado, Melania Trump viste de luto absoluto, con un sobrio vestido negro y velo, como dictan las normas vaticanas para las mujeres católicas.

La disposición de las delegaciones transmite la magnitud planetaria del evento. Frente al altar se sitúan los principales representantes de Argentina, Italia, España, Francia, Alemania, Brasil, Reino Unido y Estados Unidos. Inmediatamente detrás, se encuentran los líderes de otras naciones europeas, latinoamericanas y africanas, mientras que los representantes de organismos internacionales, como Naciones Unidas y la Comisión Europea, ocupan posiciones intermedias.

El atrio es un mosaico de solemnidad y simbolismo. Las casas reales europeas han acudido con una representación sin precedentes: junto a los Reyes de España se encuentran los Reyes de Bélgica, los Príncipes de Mónaco y el Príncipe Guillermo de Gales, en representación del Reino Unido. El Rey Carlos XVI Gustavo de Suecia y los Príncipes Herederos de Noruega completan este selecto grupo.

La ceremonia, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re, ha comenzado puntualmente a las 10:00 horas con una procesión sobria. El féretro de Francisco, sin adornos ostentosos, fue trasladado a hombros desde el interior de la Basílica y depositado ante el altar exterior. Detrás, una alfombra carmesí y un sencillo cirio encendido acompañan el ritual.

El desarrollo de la liturgia sigue el ritmo propio de una misa fúnebre papal, pero incorpora matices que reflejan la impronta universal del pontificado de Francisco: las lecturas se han realizado en inglés, español e italiano, mientras que las oraciones de los fieles incluyen peticiones en árabe, chino y portugués.

Mientras se suceden los cánticos litúrgicos, la mirada de las cámaras capta instantes de recogimiento y emoción en los rostros de los líderes. El presidente de Argentina, Javier Milei, ha llegado acompañado de su hermana Karina y se muestra visiblemente emocionado. Emmanuel Macron, junto a su esposa Brigitte, escucha en silencio, con el rostro serio. Más contenidos, Felipe VI y Letizia siguen el ritual con serenidad, intercambiando discretas palabras con Donald Trump al inicio de la ceremonia.

La presencia de fieles desborda cualquier previsión inicial. Más de 200.000 personas abarrotan la Plaza y la Vía della Conciliazione, muchos de ellos ondeando banderas argentinas, españolas y vaticanas. Se han habilitado pantallas gigantes para seguir la ceremonia desde puntos remotos de Roma.

La liturgia avanza mientras suenan los rezos por el alma de Francisco, el primer Papa jesuita, el primer pontífice americano, el líder que abrió nuevas sendas en la Iglesia. Tras la comunión, el féretro será trasladado discretamente a las Grutas Vaticanas, donde reposará junto a sus predecesores.

Desde todos los rincones del planeta, millones de personas siguen en directo el funeral a través de las principales cadenas de televisión y plataformas digitales. Roma hoy no es solo la capital de Italia; es el corazón espiritual de la humanidad en duelo.

El último adiós a Francisco no es solo un rito funerario: es un testimonio del alcance global de su mensaje de fraternidad, justicia y esperanza.

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