Peligroso menor fugado tras brutal agresión a cuidadores en excursión autorizada, revelando grietas en el sistema de protección

Peligroso menor fugado tras brutal agresión a cuidadores en excursión autorizada, revelando grietas en el sistema de protección

La tranquilidad de una jornada en la popular Senda del Oso se vio abruptamente interrumpida por un grave incidente que ha puesto en tela de juicio la seguridad y los protocolos de los centros de menores en Asturias. Un interno de 17 años del centro de Sograndio, catalogado por fuentes internas como "problemático y conflictivo" y con un historial de violencia, se encuentra prófugo desde el pasado domingo tras perpetrar una violenta agresión contra dos trabajadores que lo acompañaban en una salida autorizada.

Los hechos, que han generado profunda preocupación entre los profesionales del sector y la comunidad local, se desencadenaron a la altura de Godos. Según el testimonio de Bernardo Arango, presidente del comité de empresa de Alcor Seguridad, el menor atacó por sorpresa al conductor de la furgoneta, un auxiliar de seguridad, aplicándole la peligrosa técnica de estrangulamiento conocida como "mataleón" desde la parte trasera del vehículo. La rápida reacción del trabajador, quien a pesar del ataque logró mantener el control del vehículo, evitó un potencial accidente de consecuencias impredecibles. El auxiliar sufrió lesiones físicas que requirieron atención médica, incluyendo arañazos en el cuello, un hematoma y una contractura muscular. Se ha señalado la ausencia de una mampara de seguridad en la furgoneta como un factor de riesgo agravante.

La violencia del joven no se detuvo ahí. Tras la agresión al conductor, el menor se dirigió a una auxiliar educativa que también formaba parte del equipo de supervisión, a quien profirió graves insultos y amenazas de muerte antes de darse a la fuga. Su paradero seguía siendo desconocido, generando una lógica inquietud por la seguridad pública.

Fuentes de la Consejería de Hacienda han confirmado que la Fiscalía de Menores, organismo que había autorizado esta salida en el marco de la rutina del centro, ha sido informada de inmediato. Asimismo, se ha activado un dispositivo de búsqueda en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para localizar al menor fugado.

Este grave suceso no es un hecho aislado en el historial del joven. Tal como se ha podido confirmar, el menor ya protagonizó otro episodio violento en mayo de 2024, cuando agredió a un vigilante del propio centro de Sograndio. Además, cuenta con antecedentes por otros comportamientos agresivos, lo que plantea serias interrogantes sobre la idoneidad de las medidas de reinserción aplicadas y los criterios para autorizar salidas de este tipo.

La fuga y la agresión han reabierto el debate sobre la seguridad en los centros de menores y la preparación del personal para afrontar situaciones de alta conflictividad. Bernardo Arango, visiblemente preocupado, denunció la "indefensión y abandono" que sienten los trabajadores del sector, quienes se enfrentan a menores con perfiles cada vez más complejos sin los recursos ni la protección adecuada. Esta preocupación se suma a la ya existente en otros territorios como Aragón, donde los profesionales han expresado su inquietud tras recientes incidentes a nivel nacional. En Asturias, los educadores sociales también han alzado la voz en el pasado reciente, reclamando más medios y el cumplimiento de las ratios de personal para garantizar una atención adecuada y prevenir situaciones de riesgo.

La comunidad asturiana observa con creciente preocupación estos incidentes, que no solo ponen en peligro la integridad física y psicológica de los trabajadores de los centros, sino que también generan una sensación de inseguridad en la sociedad. La reiteración de episodios violentos y fugas desde centros como el de Sograndio alimenta el debate sobre la eficacia del sistema de protección de menores infractores y la necesidad de revisar los protocolos de seguridad, la evaluación de riesgos y los recursos destinados a la reinserción de estos jóvenes. La cuestión de cómo abordar la conflictividad de ciertos menores y garantizar al mismo tiempo la seguridad de los profesionales y de la ciudadanía se erige como un desafío apremiante para las autoridades y la sociedad en su conjunto. La pronta localización del menor fugado es ahora una prioridad, mientras se espera que este grave incidente impulse una reflexión profunda sobre el modelo de atención y reinserción de menores en la región.

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