La región lanza su hoja de ruta más ambiciosa para liderar el cambio tecnológico y atraer talento con una norma que blinda la financiación, crea su propio cuerpo de investigadores y apuesta por la colaboración entre ciencia y empresa.
El Gobierno de Asturias ha dado hoy un paso histórico hacia un nuevo modelo de desarrollo basado en el conocimiento. Con la presencia de más de un centenar de representantes de centros de investigación, universidades, empresas tecnológicas, agentes sociales e instituciones, el Principado ha comenzado oficialmente a implementar la nueva Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación, una norma “transformadora” que —según el consejero Borja Sánchez— marcará el rumbo económico y científico de la región durante las próximas décadas.
“Esta ley pone en el centro el talento, la innovación y la conexión entre la investigación y la empresa. Es nuestra gran apuesta de futuro”, ha declarado Sánchez durante el acto de presentación.
¿Qué cambia con la nueva Ley de Ciencia?
La norma, en vigor desde el 12 de abril, rediseña por completo el Sistema Asturiano de Ciencia, Tecnología e Innovación (SACI), y lo hace con acciones concretas e inmediatas:
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Se blinda la financiación pública en I+D+i para los próximos años, elevando la duración de los programas de ayudas de 5 a 7 años.
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El objetivo es alcanzar los 1.075 millones de inversión en innovación anual en 2030, lo que supondría el 3% del PIB asturiano, con aportación pública y privada.
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Se crea un registro oficial (RESACI) para integrar y coordinar a todos los agentes del ecosistema: desde universidades hasta startups tecnológicas.
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Se pone en marcha el Observatorio Asturiano de la Innovación, que medirá, analizará y orientará el impacto científico y tecnológico regional.
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Se incorporan los entornos de pruebas reguladas o “sandbox”, para que empresas, centros tecnológicos y universidades puedan experimentar nuevas tecnologías en un marco legal flexible y supervisado.
Ciencia con rostro humano: talento, igualdad y sostenibilidad
La ley no solo regula, sino que humaniza la ciencia. Incorpora medidas para:
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Fomentar la igualdad efectiva entre mujeres y hombres en el ámbito científico.
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Promover la ciencia abierta y la transparencia en los procesos de innovación.
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Crear el primer Cuerpo Superior de Investigación de Asturias, al estilo del CSIC, con tres escalas profesionales: profesor/a de investigación, investigador/a y científico/a titular.
Este cuerpo permitirá al Principado contar con su propio personal investigador dentro de la administración autonómica, consolidando una estructura pública potente para impulsar el conocimiento desde lo público.
Ciencia para transformar Asturias (y el mundo)
El viceconsejero de Ciencia, Iván Aitor Lucas, ha moderado una mesa redonda con agentes clave del ecosistema innovador asturiano, como Mercedes Díaz (FICYT), Irene Díaz (Universidad de Oviedo), y las representantes de centros tecnológicos y startups Patricia López y Andrea Acebes, de Plabite. Todas han coincidido: “Por primera vez, Asturias tiene una ley que piensa en el largo plazo y en cómo conectar la ciencia con la vida real”.
El Gobierno ya ha anunciado que los primeros entornos sandbox explorarán sectores estratégicos como la tecnología dual en defensa, la movilidad sostenible o la industria aeroespacial.
Con esta ley, Asturias quiere dejar de ser una región que “innova en los márgenes” para convertirse en un actor central del conocimiento europeo, con una visión integradora, sostenible y basada en el talento. En palabras de Borja Sánchez: “Queremos que el conocimiento y la ciencia no sean un complemento, sino el motor del nuevo modelo asturiano”.
La ciencia ya no espera. Y Asturias, tampoco.