Vaticano en vilo: entre el adiós a Francisco y las maniobras por el poder

Vaticano en vilo: entre el adiós a Francisco y las maniobras por el poder

Roma se convierte en epicentro espiritual y político del mundo. Mientras miles de fieles hacen cola en la Plaza de San Pedro para despedir al Papa Francisco, en los pasillos del Vaticano ya se respira el aire denso de las grandes decisiones: comienza la batalla por su sucesión. El funeral está marcado, el protocolo avanza, pero las intrigas palaciegas hierven bajo el mármol.

Funeral de Estado: Último adiós a un Papa atípico

El funeral del Papa Francisco se celebrará el próximo sábado 26 de abril a las 10:00 horas, presidido por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, en una ceremonia multitudinaria que reunirá a líderes de todo el mundo: desde los reyes de España, Emmanuel Macron y Volodímir Zelenski, hasta Donald Trump, quien regresa a la escena internacional con esta visita cargada de simbolismo.

Desde este miércoles hasta el viernes, el cuerpo del Pontífice permanecerá expuesto en la Basílica de San Pedro, en un sencillo féretro de madera que refleja el deseo de austeridad que marcó su vida y papado. Francisco será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, lugar de peregrinación personal desde su elección, en una tumba sin símbolos papales, sin lujos. Una despedida coherente con su legado.

La sombra del cónclave: intrigas, alianzas y maniobras

Mientras se preparan los actos litúrgicos, el verdadero pulso de poder se libra en los pasillos y comedores discretos del Vaticano. El cónclave que comenzará previsiblemente entre el 6 y el 11 de mayo definirá el rumbo de la Iglesia en un momento crítico. Las divisiones internas, cada vez más explícitas, enfrentan a dos bloques con visiones antagónicas.

Los candidatos y sus apoyos

  1. Pietro Parolin (Italia) – El diplomático institucional

    • Actual Secretario de Estado.

    • Representa la continuidad moderada y el “orden vaticano”.

    • Apoyado por cardenales de la Curia romana y diplomáticos vaticanos.

    • Respaldos fuertes: cardenales Bertello, Sandri, parte del ala centro-europea.

  2. Luis Antonio Tagle (Filipinas) – El heredero emocional de Francisco

    • Exarzobispo de Manila y Prefecto de Evangelización.

    • Cercano al modelo de apertura y misericordia de Francisco.

    • Apoyado por gran parte del bloque asiático y latinoamericano.

    • Fuerte respaldo de cardenales brasileños, filipinos y algunos estadounidenses.

  3. Matteo Zuppi (Italia) – El outsider progresista con carisma

    • Arzobispo de Bolonia, con fuerte perfil social y pastoral.

    • Bien visto entre jóvenes cardenales europeos y africanos reformistas.

    • Cuenta con apoyos en la comunidad de San Egidio y sectores de la Iglesia de base.

  4. Robert Sarah (Guinea) – El candidato del ala conservadora

    • Defensor de la liturgia tradicional, crítico con las reformas de Francisco.

    • Apoyado por los sectores tradicionalistas, sobre todo en África y parte de EE. UU.

    • Sus padrinos serían figuras como Burke o Mueller, con conexiones fuertes con medios católicos ultraconservadores.

Un cónclave con cuentas pendientes

Aunque el 80% de los electores fueron nombrados por Francisco, eso no garantiza una continuidad automática. Las alianzas cruzadas, los acuerdos de “segunda votación” y el factor impredecible de los cardenales más jóvenes podrían inclinar la balanza. La clave estará en quién consiga unir centro y periferia, Roma y los márgenes.

Mientras tanto, en los “corrillos” se habla de cenas discretas en la Casa Santa Marta, de un “pacto de italianos” entre Parolin y Zuppi para evitar que la elección se desplace fuera de Europa, y del deseo de varios purpurados de que “el próximo Papa no hable italiano”, en clara alusión a abrir más la Iglesia al mundo emergente.

Entre lo eterno y lo inmediato

Lo que se vive estos días en el Vaticano es un teatro doble: por un lado, el recogimiento ante la pérdida de un Papa que quiso desclericalizar la Iglesia; por otro, la pugna silenciosa por dirigir una institución global con mil millones de fieles, múltiples crisis abiertas y un porvenir incierto.

El humo blanco que surja dentro de unas semanas no solo anunciará un nuevo nombre. Será también la señal de hacia dónde quiere caminar la Iglesia tras una era marcada por los gestos humildes, las periferias y las tensiones internas.

Y mientras el mundo mira a San Pedro, en los pasillos del Vaticano ya se juega el futuro.

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