El robo de datos personales es un tema que ya no sorprende a nadie, pero sigue dando problemas. Jugadores y autoridades llevan tiempo con la mosca detrás de la oreja. Y motivos no faltan: en el último año, el 91 % de los casos de suplantación de identidad en España tuvo algo que ver con las apuestas deportivas. El número no deja de crecer, y los métodos de los estafadores se vuelven más elaborados. A veces ni se nota el engaño hasta que ya es tarde. Según algunas estimaciones, casi 1 de cada 20 personas que ganaron más de 100 € acabaron siendo blanco de estas trampas. Todavía no está del todo claro cómo se recopilan los datos ni a qué ritmo se extiende el problema. Pero está claro que va en serio. Los estafadores rara vez van de frente. Prefieren moverse por detrás, con perfiles ajenos y datos robados. Abren cuentas falsas, las conectan a monederos electrónicos y empiezan a operar como si nada. Usan tarjetas que no existen, hacen sesiones eternas y lanzan apuestas sin parar, una tras otra. La idea es clara: sacar el dinero rápido y esfumarse antes de que alguien lo note. Las casas de apuestas no están ciegas. Si alguien empieza a jugar sin descanso o mete cantidades raras en partidos que huelen mal, los sistemas lo marcan. En muchos casos, se bloquea la cuenta, se avisa al usuario y —con suerte— se frena a tiempo el retiro del dinero. Aunque no siempre se llega a tiempo, a veces se logra evitar lo peor. Por supuesto, esto solo lo hacen los grandes actores del mercado de iGaming. Normalmente se trata de marcas internacionales con buena reputación y una amplia base de clientes en toda Europa. Se puede consultar una lista de estas marcas a través de Google Trends o en sitios especializados que publican reseñas de los mejores casinos online. En un entorno tan competitivo, estas plataformas hacen todo lo posible para mantener una buena imagen. Por eso se esfuerzan por operar con transparencia y ofrecer a sus usuarios un alto nivel de seguridad utilizando tecnologías de última generación. Al mismo tiempo, en el mundo del iGaming hay muchas plataformas que no destacan precisamente por su seguridad. Algunas ni siquiera se acercan a los estándares básicos. No es raro que sufran ciberataques o, peor aún, que acaben vendiendo los datos de sus usuarios a empresas externas. Por eso, quienes saben del tema suelen recomendar alejarse de marcas poco conocidas y elegir opciones que ya tienen cierta reputación. Lo bueno es que no faltan alternativas: en el mercado hay decenas de casinos conocidos y bastante fiables. También se insiste mucho en lo básico: cuidar la información personal. No compartir datos bancarios o documentos si no es absolutamente necesario. Y en redes sociales, mejor no dejar demasiadas pistas. Cuanto menos se exponga lo privado, menos problemas. ¿Qué está haciendo el regulador? En abril de 2024, España puso en marcha el protocolo PACS. El sistema está pensado para quienes sospechan que alguien usó sus datos sin permiso. Desde su lanzamiento, el número de registros en el servicio de alertas contra el phishing se multiplicó por tres. La gente empezó a estar más pendiente de su seguridad digital y a reaccionar más rápido cuando algo no cuadra. El regulador, por su parte, ha dejado claro lo que espera de las empresas de juego: que tomen el asunto en serio. Se pide una verificación de identidad más rigurosa, mejores herramientas para detectar fraudes y apoyo real a los afectados. Sin esto, la confianza en el sector se resiente. Y cuando eso pasa, los jugadores acaban enfrentándose solos al problema.
¿Están en peligro los datos de los usuarios de los casinos online en España?
?>Entrada Patrocinada