El escritor hispano-peruano, símbolo universal de la literatura en español, muere dejando una herencia literaria monumental y un lazo imborrable con Asturias, donde fue galardonado en 1986 por “sus extraordinarias dotes de fabulación literaria” y “su espíritu de libertad creadora”.
La literatura iberoamericana y universal llora hoy la pérdida de Mario Vargas Llosa, gigante de las letras y Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1986, quien ha fallecido dejando un legado tan vasto como vibrante. Su voz, lúcida, crítica y profundamente comprometida con la libertad, se apaga físicamente, pero resuena con fuerza en cada página que escribió.
Un lazo asturiano en la historia de la literatura
En 1986, la Fundación Princesa de Asturias distinguió a Vargas Llosa, compartiendo galardón con el filólogo Rafael Lapesa Melgar, por “sus extraordinarias dotes de fabulación literaria, la riqueza y variedad de su obra, animada de un espíritu de libertad creadora, y su dominio del idioma”.
La ceremonia de entrega de aquel premio —celebrada el 22 de noviembre en el Teatro Campoamor de Oviedo— estuvo presidida por S.M. el Rey Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, y contó con discursos memorables del propio autor, de Juan Antonio Samaranch y del presidente de la Fundación en aquel momento, Pedro Masaveu.
Aquella distinción supuso el reconocimiento desde Asturias a uno de los escritores más importantes del siglo XX, figura clave del llamado “Boom latinoamericano” y eterno candidato al Nobel que, finalmente, recibiría en 2010.
Un jurado de lujo para una pluma inmortal
El jurado que decidió su galardón fue presidido por Joaquín Calvo Sotelo y contó con personalidades como Luis María Ansón, Álvaro Galmés, Fernando Ónega, Gonzalo Torrente Ballester o Fernando Lázaro Carreter, entre otros. Su fallo fue unánime: Vargas Llosa merecía entrar en la historia de los Premios Príncipe de Asturias como referente de la palabra libre.
Un legado que trasciende fronteras
Autor de títulos inolvidables como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral, La fiesta del chivo o Travesuras de la niña mala, Vargas Llosa no fue solo un novelista prodigioso. Fue también un ensayista, periodista y pensador comprometido con la democracia, que convirtió su obra en una herramienta de reflexión, denuncia y belleza.
Su relación con España fue profunda: vivió en Madrid, fue académico de la Real Academia Española y recibió múltiples distinciones, incluido el Premio Cervantes, el Nobel de Literatura y, por supuesto, el Príncipe de Asturias de las Letras.
RELACIÓN COMPLETA DE PREMIADOS EN 1986:
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Premio de las Artes: Luis García Berlanga
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Premio de las Letras: Mario Vargas Llosa y Rafael Lapesa Melgar
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Ciencias Sociales: José Luis Pinillos
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Comunicación y Humanidades: Grupo de Comunicación Globo
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Investigación Científica y Técnica: Antonio González González
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Cooperación Internacional: Universidades de Salamanca y Coimbra
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Concordia: Vicaría de la Solidaridad de Chile