María Calvo ha vuelto a ganar. Y esta vez, bajo la presión de una campaña tensa, con una participación récord y ante un rival decidido a arrebatarle el liderazgo de los empresarios asturianos. Pero la presidenta del grupo Zitrón, abogada de formación, empresaria global y primera mujer en dirigir la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), resistió. Y venció.
Con 284 votos frente a los 230 de José Manuel Ferreira, Calvo revalidó este viernes su presidencia de FADE para los próximos cuatro años. Lo hizo con el 55% de los votos y un 95% de participación, el dato más alto registrado en la historia de la patronal. En su discurso, lejos de la euforia o el ajuste de cuentas, eligió una palabra: unidad.
“Esta es la casa de todos los empresarios de Asturias”, dijo con voz firme, rodeada de sus más estrechos colaboradores y con la experiencia de quien ya ha lidiado con muchas tormentas. “Empieza una etapa nueva. Urge trabajar. Urge construir juntos.”
La mujer que llegó para quedarse
María Calvo no es una recién llegada al mundo empresarial. Nacida en Gijón en 1977, se licenció en Derecho en la Universidad de Oviedo y cursó un máster en Dirección de Empresas. Pero lo que de verdad marcó su trayectoria fue asumir la dirección del grupo Zitrón, la empresa familiar especializada en ventilación industrial y minera, hoy con presencia en más de 40 países. Desde allí, convirtió una marca local en una firma global.
Fue vicepresidenta de FADE con Belarmino Feito, su mentor, quien en 2021, tras apartarse, la dejó como sucesora por aclamación. Entonces sorprendió por su estilo directo, su capacidad de interlocución con las grandes empresas y su defensa del tejido industrial asturiano. Hoy, es la primera mujer que ha sido elegida dos veces consecutivas en votación como presidenta de FADE.
“No me gusta el ruido. Me gusta el trabajo”, dijo recientemente en una entrevista. Esa es, probablemente, su mejor tarjeta de presentación.
Unas elecciones de alta tensión
La campaña no fue fácil. José Manuel Ferreira, empresario del sector de la construcción, llegó con fuerza, acusando a la dirección de FADE de “falta de democracia interna” y proponiendo una “regeneración profunda” de la organización. La gestión del voto delegado fue uno de los ejes más polémicos. Calvo recibió el apoyo explícito de grandes nombres de la economía regional, mientras Ferreira denunció “mecanismos antidemocráticos” por el uso de votos agrupados en manos de algunas asociaciones sectoriales, como la CAC-Asprocon.
La jornada de votación fue descrita como intensa, vigilada y repleta de anécdotas. Desde papeletas extraviadas hasta cafés entre rivales, la escena se parecía más a unas elecciones políticas que a unas patronales. El resultado, al conocerse, provocó llantos de frustración en el equipo rival y aplausos contenidos en el entorno de Calvo.
¿Qué viene ahora?
María Calvo ya ha avanzado parte de su agenda para esta nueva etapa. En su ejecutiva ganarán peso los sectores tecnológicos y la innovación. También quiere reforzar la participación interna, acercar la patronal a las pequeñas empresas, y mantener una posición fuerte en los grandes debates regionales: la transición energética, la política industrial, la formación dual o el relevo generacional.
“Las empresas necesitan una voz firme. Asturias necesita una FADE que no se doble”, declaró tras conocer los resultados.
La nueva ejecutiva deberá definirse en los próximos días. Pero lo que parece claro es que María Calvo ha salido reforzada. No solo por haber ganado unas elecciones duras, sino por haber consolidado su figura como una de las voces empresariales más respetadas del norte de España.
¿Un estilo propio?
En una FADE históricamente dominada por hombres y marcada por equilibrios sectoriales, María Calvo representa algo distinto. No es solo una empresaria con proyección internacional. Es también una gestora meticulosa, con gran capacidad de interlocución institucional y una visión estratégica de futuro.
Su estilo, dicen quienes la conocen, mezcla la firmeza asturiana con la cautela jurídica. No improvisa. No se deja arrastrar por los titulares. Prefiere construir a largo plazo. Y cuando tiene que subir al atril, lo hace con claridad: sabiendo que tiene una responsabilidad histórica.
Hoy, María Calvo no solo lidera la FADE. Se ha convertido en símbolo de una nueva etapa del empresariado asturiano, con más presencia femenina, más internacionalización y más foco en la transformación digital.
Y lo hace desde la presidencia de “la casa de todos los empresarios de Asturias”, como ella misma la definió. Una casa que, durante cuatro años más, llevará su firma.