Los pantalones para comer Cheetos sin miedo ya existen: adiós al dilema del "¿dónde me limpio los dedos?"

Los pantalones para comer Cheetos sin miedo ya existen: adiós al dilema del "¿dónde me limpio los dedos"

Cheetos lanza los Cheetos Pants, unos pantalones con textura de toalla en los muslos y color antifingermanchas. La prenda soñada por millones de fans del polvo naranja ya es real… y se agotó.

 

¿Quién no ha vivido ese momento incómodo en mitad de una sesión de pelis, videojuego o trabajo en el ordenador? Agarras un puñado de Cheetos, disfrutas como un niño... y de repente el drama: los dedos anaranjados, grasientos, sabrosos, pero peligrosos para el teclado, el mando de la tele o el sofá de tu madre.

Pues bien: la ciencia textil aplicada a la merienda ya tiene respuesta. Se llaman Cheetos Pants, son naranja chillón (obvio), tienen una franja de tejido tipo toalla en los muslos para frotarte los dedos y están diseñados para que las manchas pasen totalmente desapercibidas.

¿El resultado? Un invento tan absurdo como necesario. Y, claro, se agotaron en cuanto salieron al mercado. Porque sí, el mundo lo necesitaba. Porque sí, había que dar ese paso como especie.

Moda snack: funcional, ridícula y maravillosa

La marca lanzó los pantalones en edición limitada, en colaboración con diseñadores como Max Siegelman o Kenneth Cole, y el éxito fue tal que ya hay rumores de nuevas versiones: shorts de verano, chándales completos o incluso batas de casa anticheetle.

Todo formaba parte de una campaña con estética de “drop de moda urbana”, diseñada con las agencias Impact BBDO y BBDO NY. Pero más allá del marketing, la idea resuelve un problema milenario: el "dedo chetoso sin sitio para frotar".

Queridos científicos: ahora que lo de los Cheetos está resuelto... ¿y si seguimos solucionando tonterías universales?

Porque este invento abre la puerta a grandes avances en el campo de las "urgencias cotidianas absurdas", lanzamos desde aquí unas cuantas preguntas para que la comunidad científica se ponga las pilas:

  1. ¿Es posible crear una tostadora que calcule la madurez del aguacate y te dé el punto perfecto de tostada-avocado sin drama?

  2. ¿Cuándo llegará el teclado autolimpiante que detecta automáticamente si estás comiendo pipas y desactiva el espacio entre teclas?

  3. ¿Por qué nadie ha desarrollado aún la taza que flota si te duermes viendo Netflix con el café en la mano?

  4. ¿Puede la inteligencia artificial detectar si estás entrando en la cama con calcetines y desatar automáticamente el debate con tu pareja?

  5. ¿Podremos ver algún día una pizza con porciones que se enfríen a velocidad humana, para no tener que soplarlas como locomotora?

  6. ¿Y el papel higiénico con medidor de uso exacto? Basta ya de ese eterno dilema: “¿cuántas vueltas son socialmente aceptables?”

Porque la ciencia también tiene que resolver los problemas de verdad, los que nos afectan en lo más profundo del snack, del sofá y de la vida moderna.

Gracias, Cheetos, por dar el primer paso. Ahora, el mundo espera más.

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