Adiós a Paca, la osa que nos enseñó a amar al oso pardo: Asturias despide a uno de sus símbolos más queridos

Adiós a Paca, la osa que nos enseñó a amar al oso pardo: Asturias despide a uno de sus símbolos más queridos

El Principado ha practicado la eutanasia compasiva a la osa Paca, que a sus 36 años sufría un deterioro físico irreversible. Junto a su hermana Tola, rescatada de cazadores furtivos, fue el rostro de la recuperación del oso pardo cantábrico.

 

Asturias despide hoy a Paca, uno de sus animales más emblemáticos. La Consejería de Medio Rural y Política Agraria ha tomado la difícil decisión de practicarle la eutanasia compasiva, tras confirmarse que su estado de salud era irreversible, con una marcada pérdida de movilidad, un deterioro severo de su estado físico y una notable disminución de respuesta a estímulos.

Paca tenía 36 años, una edad muy avanzada para un oso pardo en cautividad. Desde hacía semanas, no ingería la medicación necesaria para paliar los síntomas de la artrosis, permanecía postrada durante largos periodos y mostraba señales claras de sufrimiento sin retorno. El último informe veterinario fue concluyente.

“Ya no había posibilidad de recuperación ni de garantizar una mínima calidad de vida”, señalaron los responsables de su cuidado.

Una vida marcada por la supervivencia y la conciencia ambiental

La historia de Paca y su hermana Tola, que falleció en 2018, marcó un antes y un después en la conciencia medioambiental de toda una generación. Ambas fueron rescatadas en 1989, siendo apenas unas crías, tras quedar huérfanas al ser abatida su madre por un furtivo.

Tras pasar por centros de recuperación en Vic (Cataluña) y Hosquillo (Cuenca), las dos hermanas fueron trasladadas en 1996 al cercado de Santo Adriano, donde la Fundación Oso Asturias asumió su cuidado permanente.

Aunque no pudieron reintroducirse en libertad, su presencia fue vital: conmovieron, educaron y despertaron un interés social sin precedentes por la suerte del oso pardo en la Cordillera Cantábrica, que en aquellos años estaba al borde del colapso.

Un legado que vive en cada oso libre

Paca y Tola no solo sobrevivieron a la tragedia de la caza ilegal. Se convirtieron en símbolo de una Asturias que no se resignaba a perder su fauna salvaje, impulsando la creación de planes de conservación y reproducción, y acompañando con su imagen décadas de trabajo silencioso y eficaz en favor del oso pardo cantábrico.

“Gracias a ellas, el oso volvió a importar, a ser protegido, a ser defendido”, afirman desde la Fundación Oso Asturias.

A día de hoy, aunque la especie sigue en peligro de extinción, los datos indican una recuperación lenta pero constante de la población, en parte gracias a ese impulso social que Paca y Tola ayudaron a generar desde su cercado en Santo Adriano.

Paca será despedida con respeto científico y cariño popular

La eutanasia fue practicada por un equipo de veterinarios del Principado y de la Fundación Oso Asturias, con la participación del cuidador habitual del animal. El cuerpo de Paca ha sido trasladado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de Sobrescobio, donde se le practicará la necropsia que permita analizar en profundidad su estado y aportar datos útiles a la ciencia.

Aunque se va una osa, queda su huella. En cada excursión a los cercados oseros, en cada niño que aprendió a distinguir un plantígrado de un jabalí, en cada cartel, documental o aula que se llenó gracias a su historia.

Hasta siempre, Paca

Hoy Asturias no solo pierde a un animal. Pierde a un símbolo de resistencia, ternura y memoria ambiental. Su vida fue larga. Su legado, aún más.

Y aunque el cercado de Santo Adriano quede más silencioso sin ella, en los bosques donde ahora los oseznos vuelven a nacer libres, algo de Paca sigue caminando.

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