Nos digitalizaron, nos vigilan… y si nos roban, la culpa es nuestra: la gran estafa silenciosa de la banca moderna

Nos digitalizaron, nos vigilan… y si nos roban, la culpa es nuestra: la gran estafa silenciosa de la banca moderna

Los bancos cierran oficinas, el Gobierno nos obliga a operar a través de ellos, y si somos víctimas de un ciberataque, el único responsable eres tú. El sistema ha blindado su comodidad… a costa de nuestra seguridad.

 

En las últimas semanas, miles de ciudadanos han recibido una carta de su banco que, con lenguaje técnico y amable, esconde una bomba: los bancos actualizan sus contratos para dejar claro que, en caso de fraude digital, la responsabilidad ya no es suya… sino del cliente.

Una línea más en la gran trampa digital en la que estamos inmersos. Porque hoy, en 2025, ya no puedes vivir sin una cuenta bancaria, ni siquiera aunque quieras. Y, paradójicamente, el sistema que te empuja a ello es el mismo que te deja solo ante el peligro.

Menos oficinas, menos personal… más presión digital

La transformación digital del sector bancario ha sido celebrada como un logro de eficiencia. Pero detrás de la palabra “eficiencia” se oculta un proceso de abandono al cliente:

  • En España, según datos del Banco de España, el 57% de las oficinas bancarias han cerrado desde 2008, pasando de 46.000 a poco más de 20.000.

  • Más de 17 millones de españoles viven en zonas donde no hay sucursales ni cajeros cercanos.

  • La atención al cliente presencial está en retroceso: para ir al banco hay que pedir cita, y muchas gestiones ya no se permiten en ventanilla.

Los bancos empujan agresivamente hacia la digitalización. Desde la app. Desde el cajero. Desde un chatbot que no responde. Pero una vez que has sido empujado hacia ahí, ellos se desentienden.

¿Te han robado la identidad? ¿Una estafa online? Mala suerte: es tu problema

Con la banca digital como único canal viable para operar, uno esperaría que la seguridad fuera una prioridad. Lo es… pero no para protegerte a ti, sino al banco.

En sus nuevos contratos digitales —como el que recientemente ha enviado una de las principales entidades del país— se especifica que el cliente es responsable de preservar la seguridad de los medios electrónicos. Si alguien accede a tu cuenta, si infectan tu móvil, si clonan tu identidad... serás tú quien asuma las pérdidas.

Esto, a pesar de que:

  • El 92% de los fraudes bancarios en España en 2024 fueron ataques digitales, según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).

  • Más de 3 millones de ciudadanos fueron víctimas de estafas online el pasado año.

  • El Banco de España recibió más de 52.000 reclamaciones relacionadas con operaciones fraudulentas o no autorizadas en 2023.

Y mientras tanto, los bancos obtuvieron más de 26.000 millones de euros en beneficios en 2024, según datos del propio sector.

El Estado también tiene su parte de culpa

No se trata solo de los bancos. El Estado ha empujado a la ciudadanía hacia la bancarización obligatoria:

  • No puedes cobrar una pensión sin cuenta bancaria.

  • No puedes pagar impuestos sin operar digitalmente.

  • Ya no puedes ni comprar una casa en efectivo. En España, está prohibido pagar más de 1.000 euros en metálico en operaciones entre particulares.

Todo te conduce a una única dirección: tener cuenta, operar digitalmente, estar vigilado. Pero a la vez, no hay respaldo si todo se tuerce.

El ciudadano atrapado: sin alternativas, sin defensa

Hemos pasado de tener libertad para manejar nuestro dinero a ser vigilados, controlados y penalizados si cometemos un error en un entorno que no hemos elegido.

No hay educación digital gratuita masiva para todos. No hay alternativas físicas para operar. No hay responsabilidad compartida. Solo hay una imposición unilateral del sistema, en la que si falla algo, la culpa es tuya por no haber actualizado tu antivirus o no haber desconfiado del SMS con el logo del banco.

¿Y ahora qué?

  • ¿Debe el Estado obligarnos a tener una cuenta si no garantiza nuestra seguridad?

  • ¿Debe el banco obligarnos a operar online si luego se desentiende de las consecuencias?

  • ¿Dónde están los políticos que deberían defender al ciudadano ante este abuso estructural?

Esto no es solo una estafa digital. Es una estafa sistémica. Y está ocurriendo ante nuestros ojos.

Dejar un comentario

captcha