La Guardia Civil investiga los dos fallecimientos, ocurridos con pocas horas de diferencia. Uno de los cuerpos tuvo que ser rescatado por los bomberos en una operación de alto riesgo. Ninguno de los cadáveres presenta signos de violencia.
Fue una tarde trágica en el corazón del concejo de Aller. Una de esas jornadas que quedarán grabadas en la memoria por su crudeza, por su encadenamiento de desgracias. Dos hombres fueron hallados muertos en apenas unas horas, en distintos puntos del municipio, dejando al vecindario en estado de conmoción. Uno de ellos era un viejo conocido en la política local. El otro, aún un misterio por resolver.
El primero de los sobresaltos se produjo en San Miguel de Nembra, cuando Corsino Aguadero, de 82 años y exconcejal socialista durante tres legislaturas, fue hallado sin vida en el cauce de un río. Según las primeras pesquisas, Aguadero se encontraba desbrozando en una finca de su propiedad cuando, por causas aún no esclarecidas, se precipitó por un desnivel de cinco metros hasta acabar en las aguas del río. ¿Indisposición súbita? ¿Un resbalón fatal? Todo apunta a un accidente, pero los investigadores no descartan ninguna hipótesis.
El cuerpo del exedil fue avistado pasadas las ocho de la tarde. Podría haber estado más de una hora sumergido. El lugar del hallazgo era de difícil acceso, lo que obligó a los bomberos de Mieres a desplegar una operación tan arriesgada como milimétrica. Utilizaron una escalera de tramos como raíl improvisado, un polipasto, y una camilla nido para extraer el cadáver desde el fondo del barranco. Un despliegue digno de una escena de película, pero con un final trágico.
Mientras aún se digería la muerte del exconcejal, una nueva alarma saltaba en otro rincón del concejo. En las inmediaciones de Boo, el cuerpo sin vida de otro hombre fue encontrado en el interior de una nave ganadera. Los detalles son escasos, pero suficientes para generar inquietud: no se observan signos de violencia, ni se han encontrado indicios de criminalidad. Todo está bajo investigación.
La Guardia Civil trabaja ya en esclarecer los hechos. Las fuentes municipales consultadas aseguran que no hay conexión entre ambos sucesos, y que en ninguno se aprecia, por el momento, intervención de terceras personas. Pero el eco de una tarde negra en Aller aún retumba en el valle, entre vecinos que se preguntan cómo es posible que la desgracia haya golpeado dos veces en tan poco tiempo y tan cerca.
Mientras se esperan los resultados forenses y las conclusiones policiales, Aller llora a Corsino Aguadero, un hombre que dedicó parte de su vida al servicio público y que encontró un final tan inesperado como cruel.