Terremoto en El Molinón: Rubén Albés, destituido tras una racha negra que acerca al Sporting al abismo

Terremoto en El Molinón: Rubén Albés, destituido tras una racha negra que acerca al Sporting al abismo

El Sporting de Gijón ha tomado este domingo una de esas decisiones que duelen, pero que a veces son inevitables. Rubén Albés deja de ser el entrenador del primer equipo tras encadenar una de las peores rachas que se recuerdan en El Molinón: una victoria en los últimos 17 partidos. El club, que apenas hace unas semanas sopesaba renovarle, ha activado el botón de emergencia tras la derrota en casa ante el Tenerife (1-3), con remontada visitante incluida y un estadio que acabó gritando “¡Directiva, dimisión!” con rabia y desilusión a partes iguales.

El Sporting es ahora 17º, con 41 puntos, solo cuatro por encima del descenso. Un desplome impropio de una plantilla confeccionada para pelear por los ‘playoffs’ de ascenso y que llegó a colocarse segunda a principios de temporada.

De la ilusión al colapso

La historia de Albés en Gijón es una montaña rusa de emociones comprimidas en nueve meses. Llegó en verano como una apuesta personal de Orlegi Sports y del director deportivo Gerardo García, tras una ardua negociación en la que el club logró imponerse a otros pretendientes. El gallego aterrizó con un discurso fresco, moderno, obsesionado por el “control emocional” del grupo y por devolverle alegría al juego.

Durante semanas, lo consiguió. El equipo arrolló a Oviedo en el derbi, mostró un juego vertical, eléctrico, y se ganó el respeto de toda la categoría. En octubre, los rojiblancos dormían en zona de ascenso directo. El sueño parecía real.

Pero diciembre fue el inicio de la caída. Las derrotas ante Cartagena, Racing de Ferrol y Málaga, unidas a las lesiones de piezas clave como Guille Rosas, Gaspar y Roque Mesa, fueron un mazazo. La inercia positiva desapareció. Los empates empezaron a multiplicarse, la confianza del grupo se evaporó y el discurso del míster, que antes motivaba, comenzó a sonar a excusa.

El derrumbe final y una afición al límite

La derrota contra el Tenerife fue la gota que colmó el vaso. El Sporting se adelantó con un penalti transformado por Otero, pero acabó encajando tres goles de Sergio González, Waldo y Enric Gallego en medio de un caos defensivo impropio de un equipo con aspiraciones. El Molinón explotó.

Aficionados increpando al banquillo, gritos contra la directiva en la grada este, y un grupo de hinchas esperando a jugadores y técnico a la salida del estadio para pedir explicaciones. Todo, en una noche que recordó a otras páginas oscuras del pasado reciente.

Nuevo rumbo y urgencias: una final en Elda

La directiva comunicó a Albés su destitución este domingo a primera hora. El entrenamiento de las 11:00 fue dirigido por un cuerpo técnico provisional formado por Caco Morán, Carlos Castroagudín y Jorge Sariego, mientras el club trabaja a contrarreloj en la contratación de un nuevo entrenador.

Hay varios nombres sobre la mesa, aunque por ahora impera la discreción. No se busca solo un técnico: se busca un gestor de crisis, un bombero, un psicólogo de vestuario, un motivador... y un estratega. Todo en uno.

Quedan ocho jornadas para evitar un desastre mayor. El próximo partido es una final en Elda ante el Eldense, rival directo en la lucha por la permanencia. Ganar allí sería oxígeno. Perder, un paso más hacia la pesadilla de la Segunda B, ahora llamada Primera RFEF.

La carta que no funcionó

Ni siquiera el mercado de invierno, con la llegada de jugadores como Nico Serrano y Carlos Dotor, logró cambiar el rumbo. Albés pidió un ‘nueve’ que nunca llegó, y la falta de gol ha sido letal. Tampoco funcionaron los retoques tácticos ni los intentos por blindar al equipo atrás.

El Sporting entra ahora en una fase crítica de la temporada con un vestuario tocado, una afición frustrada y una estructura deportiva que necesita reaccionar con inteligencia y rapidez.

Rubén Albés se va con 11 victorias, 12 empates y 13 derrotas en su haber. Y con la amarga sensación de haber rozado el éxito antes de perder el rumbo. El fútbol no espera. El Sporting tampoco.

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