La crisis laboral ha afectado menos a españoles y europeos procedentes de los países que formaban la Europa de los 15 (UE-15) que al resto de extranjeros. Así concluye un nuevo estudio que muestra que los españoles con estudios universitarios disfrutan de niveles de ocupación más elevados que los extranjeros con la misma formación académica.
España ha pasado de tener medio millón de extranjeros en 1996 a más de 5,7 millones en 2011. Este año, la población extranjera representa un 12,2% de las personas que viven en este país, pero la crisis y las dificultades para encontrar empleo han frenado esta evolución.
Un reciente estudio publicado en la Revista Española de Sociología (RES) compara la situación laboral de la población extranjera con la española durante la crisis. Sus conclusiones apuntan que los españoles con estudios universitarios disfrutan de niveles de ocupación más elevados que los extranjeros con su mismo nivel educativo, brecha que ha aumentado tras la crisis económica.
El trabajo, que analiza la situación de las personas de 16 a 49 años, utiliza los datos procedentes de la Encuesta de Población Activa (EPA), realizada por el Instituto Nacional de Estadística entre el primer trimestre de 2000 y el segundo trimestre de 2010.
“El lugar donde adquirió sus estudios la población extranjera —en sus países de origen— y las dificultades para convalidar los títulos educativos podrían explicar las diferencias respecto a los trabajadores nacionales”, declara a SINC Jacobo Muñoz Comet, autor del artículo e investigador de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
El experto explica que “la ocupación en el mercado laboral español de los extranjeros con estudios universitarios no siempre corresponde a su formación educativa. En el año 2007, justo antes de comenzar la crisis económica, casi la mitad de los extranjeros de fuera de la UE-15 con estudios universitarios trabajaban en las ocupaciones de menor cualificación”.
Diferencias de género
Entre los varones, la crisis no hace distinciones y afecta claramente a todos. Sin embargo, aumenta las diferencias en función de la procedencia, lo que deja en una mejor posición a españoles y a europeos comunitarios (países de la UE-15) frente al resto de extranjeros.
Entre las mujeres, en cambio, la crisis tiene un efecto menor y similar en todas las nacionalidades. Las extranjeras, en concreto las mujeres latinoamericanas y europeas del Este, soportan bastante mejor que sus compatriotas varones el impacto de la crisis.
Los datos del estudio muestran que, a partir de 2008, los niveles de ocupación de las mujeres latinoamericanas y africanas se reducen. No así los de las europeas del Este, que mantienen una tendencia muy similar a la de las españolas.
Muñoz Comet afirma que esta evolución “podría deberse a la incorporación entre 2004 y 2007 de algunos países a la Unión Europea, lo que implica para sus ciudadanos una posición legal mucho menos vulnerable en el mercado de trabajo frente a la de otros inmigrantes sometidos al régimen general de extranjería”.
En contraste, las tasas de empleo de los africanos, especialmente las mujeres, se mantienen muy por debajo del resto de grupos antes y, sobre todo, a partir de la crisis.
Formación y tiempo de trabajo
El nivel de ocupación para hombres con estudios primarios o inferiores es superior en los extranjeros que en los españoles hasta 2008. Entre las mujeres con esta formación académica, las de nacionalidad extranjera experimentan tasas de empleo mucho más altas que las españolas. No obstante, en ambos sexos, la crisis está provocando que estas diferencias desaparezcan.
El trabajo revela que cuando la crisis comienza a destruir empleo, los extranjeros con mayor nivel educativo mantienen más sus puestos que sus compatriotas menos cualificados. Además, compara la situación de españoles y extranjeros en función del tiempo que llevan dentro del mercado laboral.
Los datos apuntan que los españoles que han trabajado durante más tiempo tienen una menor pérdida de empleo. En cambio, apenas existen diferencias entre las tasas de empleo de los extranjeros que encontraron trabajo entre 2000 y 2003 y quienes lo hicieron algunos años más tarde (2006-2007).
De estos datos se deduce que “un mayor tiempo en el mercado laboral no significa una mayor protección frente al desempleo, algo que sí ocurre entre los españoles”, añade Muñoz Comet.