¡Ay, fíos! Hoy traigo una receta de esas que ye gloria bendita: fritos de pixín, como los hacía mi güela en las fiestas del Carmen en Candás, con el mar oliendo a salitre y los guajes jugando a las chapas. El pixín, que ye como decimos los asturianos al rape, ye un pescado noble, sabrosu y tierno, que bien preparáu sabe a domingo en casa de la abuela.
Apunta bien, que estos fritos valen lo mismo pa una comida en familia que pa picar con unos culinos de sidra al amor del fuego.
Ingredientes (pa 4 persones con fame de verdad):
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600 g de lomo de pixín (rape), sin espinas ni piel
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2 dientes de ajo
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Perejil fresco picado
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Zumo de medio limón
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Sal al gustu
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Pimienta negra (opcional)
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Harina de trigo (la de toda la vida)
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2 huevos grandes
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Aceite de oliva abundante (pa freír, que floten bien)
Cómo se prepara, pasu a pasu, como se hacía en la cocina con carbonera:
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Cortamos el pixín en tacos de tamaño bocao, ni muy grandes ni muy pequeños. Si lo compras en la pescadería, que te lo preparen bien limpín.
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En un bol, echamos los ajos picadinos, el perejil, el zumu de limón, una pizquina de sal y si te gusta, una vuelta de pimienta. Mezclamos y añadimos los trozos de pixín. Lo dejamos ahí reposando una horina, que coja bien el sabor.
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Pasada esa hora de marináu, secamos los trozos con papel de cocina, pa que no salten mucho al freír.
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Enharinamos bien cada trozo, los pasamos por huevo batido y los vamos friendo en aceite caliente, hasta que estén doradinos y crujientes.
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Los sacamos y los dejamos escurrir en papel absorbente, pa quitar el exceso de grasa.
Cómo se sirve:
Con una buena ensalada de la huerta, o con unos pimientos del piquillo salteados, estos fritos saben a gloria. También van de cine con un poco de alioli suave o una mayonesa casera. Y no se hable más si los acompañas con un buen pan de escanda.
Y os digo:
“El pixín nun falla nunca. Si ye frescu, ye un manjar de los dioses. Y si ye de confianza, como el que traía el Tito Armando del muelle de Avilés, mejor que mejor. Ya me contaréis si vos queda crujiente por fuera y jugosín por dentro. Y acordaos de invitar a los vecinos si os sobra, que lo importante ye compartir”.
Hasta la próxima receta, fíos. Que no falte nunca el sabor de casa, ni la alegría de una buena cocina. Un besín muy fuerte de la Abuela Balbina.