Como en las películas: un conductor sufre daños por una tapa de registro desplazada, lo denuncia, lo gana… y el Ayuntamiento paga. Bienvenidos al mundo de los seguros, las demandas y las indemnizaciones por tropiezos urbanos.
Ya no hace falta viajar a Estados Unidos para ver escenas de pleitos por tropiezos, caídas o alcantarillas fuera de sitio. En Avilés, los juzgados ya funcionan como si estuviéramos en Los Ángeles o Nueva York, y el Ayuntamiento empieza a acostumbrarse a pagar facturas por los pequeños desastres cotidianos del espacio público.
El último episodio de esta serie judicial lo protagoniza un conductor que circulaba por la avenida del Aluminio el pasado 1 de diciembre de 2023. Al pasar a la altura del número 4 de esta vía, su vehículo sufrió un reventón en uno de los neumáticos, y además, resultó dañado en la parte baja del coche. ¿El motivo? Una tapa de alcantarilla desplazada. Resultado: visita al taller, informe pericial… y demanda al Ayuntamiento.
La justicia da la razón al conductor… y pasa la factura al consistorio
La magistrada del Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº4 de Oviedo no ha dudado: el Ayuntamiento de Avilés es responsable directo del incidente. Y no porque lo diga ella, sino porque lo deja muy claro el artículo 54 de la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local: cuando un servicio público (en este caso, la red de saneamiento) causa daños a un particular por su mal funcionamiento, la administración responde sí o sí.
Así que, tras la demanda presentada con toda la documentación bajo el brazo, la jueza ha condenado al Ayuntamiento a pagar una indemnización de 1.403,44 euros por los daños ocasionados. Una cifra que parece menor, pero que suma a otras muchas ya pagadas por percances similares.
Caídas, baches, tapas sueltas... ¿Nueva fuente de ingresos?
La situación no es nueva. De hecho, Avilés está construyendo una lista cada vez más extensa de indemnizaciones por incidentes urbanos. Solo en los últimos meses:
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7.300 euros por las lesiones de un ciclista al caer por un bache.
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33.400 euros por una caída en el mosaico de Cabruñana.
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16.700 euros a una mujer por tropezar en una calle mal conservada.
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12.600 euros por tres caídas en aceras en mal estado.
Si uno se para a pensarlo, es fácil preguntarse si, como en Estados Unidos, el nuevo deporte local es tropezar… y demandar. Eso sí, con papeles, perito, abogado y, a ser posible, con seguro que cubra las costas.
Los abogados, en su salsa
En este contexto, los despachos de abogados especializados en responsabilidad patrimonial están viviendo su pequeño boom. La fórmula es sencilla: si alguien tropieza, pincha una rueda o se tuerce un tobillo por culpa del estado del mobiliario urbano, se puede reclamar. Y muchas veces, se gana.
Las aseguradoras municipales lo saben y empiezan a incluir cláusulas específicas para cubrir estos siniestros, mientras que el Ayuntamiento va haciendo malabares para asumir una factura creciente por el deterioro de las infraestructuras y la presión judicial.
¿Es esto el futuro?
Lo que hace unos años parecía impensable —demandar al Ayuntamiento por una tapa mal puesta— se ha convertido en algo cada vez más común. Y mientras los tribunales dan la razón a los vecinos que sufren estos percances, la sensación general es que entramos en una nueva era: la era de las ciudades demandadas.
Avilés, con sus aceras irregulares y sus tapas de alcantarilla errantes, parece haber iniciado un camino que recuerda mucho al de esas grandes urbes norteamericanas donde todo accidente urbano es una potencial batalla judicial… y un potencial ingreso.