Se retoma el control del lobo: se autoriza la extracción de ejemplares en zonas conflictivas tras su salida del catálogo de especies protegidas

Se retoma el control del lobo: se autoriza la extracción de ejemplares en zonas conflictivas tras su salida del catálogo de especies protegidas

El Gobierno regional convoca para el 10 de abril al Comité Consultivo del Lobo y celebra poder reactivar su plan autonómico de gestión tras cuatro años de restricciones

20 de marzo de 2025

Asturias vuelve a tener las manos libres para gestionar la expansión del lobo ibérico. La Consejería de Medio Rural y Política Agraria ha anunciado la convocatoria del Comité Consultivo del Lobo para el próximo 10 de abril, una reunión clave en la que se presentará el nuevo programa anual de actuaciones para el control de la especie, con la posibilidad de autorizar extracciones selectivas de ejemplares en las zonas donde la convivencia con la ganadería extensiva se ha vuelto insostenible.

La decisión llega tras el acuerdo aprobado esta mañana en el Congreso de los Diputados, que pone fin a una de las medidas más polémicas de los últimos años en el ámbito de la fauna salvaje: la exclusión del lobo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre).

Vuelve el plan asturiano de gestión del lobo

Con este cambio legislativo, el Gobierno de Asturias recupera su capacidad plena para aplicar su plan autonómico de gestión, un instrumento que durante años permitió mantener el equilibrio entre la presencia del lobo y la viabilidad de la ganadería extensiva, especialmente en zonas de montaña.

El consejero Marcelino Marcos ha expresado su "satisfacción" por la decisión del Congreso, subrayando que el Ejecutivo autonómico "siempre ha defendido el mismo enfoque: la coexistencia, pero con control."

Un crecimiento sostenido que tensiona el medio rural

Según los últimos datos oficiales, en Asturias existen 45 manadas de lobo, de las cuales 42 son reproductoras activas, lo que sitúa la población estimada entre 360 y 405 ejemplares, un incremento del 18,4% respecto al periodo 2013-2018.

El lobo ocupa actualmente el 83% del territorio asturiano, en una superficie de más de 8.300 km², lo que garantiza su estado de conservación favorable, incluso sin protección estatal especial, como ha defendido reiteradamente el Ejecutivo asturiano.

Ganaderos al límite: ataques, tensión social y repunte del furtivismo

La inclusión del lobo en el Lespre en 2021 paralizó durante más de tres años las acciones de control poblacional, generando un aumento de ataques al ganado, un clima de inseguridad en zonas rurales y un deterioro generalizado en la percepción social de la fauna salvaje.

“Cuando no se actúa, lo hace la desesperación”, apuntan desde algunas cooperativas ganaderas que, tras años de denunciar su indefensión, reclaman ahora soluciones eficaces y ágiles para garantizar la continuidad de sus explotaciones.

El aumento de conflictos también ha ido acompañado de un fenómeno preocupante: el repunte del furtivismo y de prácticas ilegales contra el lobo y otras especies, un síntoma del malestar que se vive en buena parte del campo asturiano.

Una oportunidad para recuperar el equilibrio

Con la recuperación del control poblacional, Asturias no busca eliminar al lobo, sino recuperar un marco de gestión adaptado a la realidad del territorio. Las extracciones que ahora se podrán autorizar estarán limitadas a zonas conflictivas y casos justificados, como marca el plan autonómico.

“Se trata de poder actuar cuando la convivencia se rompe, y de garantizar que quienes viven en el medio rural puedan hacerlo con dignidad, seguridad y apoyo institucional”, explican desde la Consejería.

¿Qué pasará a partir del 10 de abril?

Tras la reunión del Comité Consultivo del Lobo, el Principado publicará en el BOPA la resolución que marcará el calendario de intervenciones. Todo apunta a que se priorizarán las áreas más afectadas por daños al ganado y aquellas donde los ataques se han repetido con mayor intensidad.

Una gestión con mirada doble: proteger y convivir

Asturias se enfrenta ahora al reto de demostrar que la conservación del lobo es compatible con el futuro del medio rural. El camino, según el Ejecutivo, pasa por la gestión activa, el diálogo con los sectores afectados y el equilibrio entre biodiversidad y actividad humana.

Tras años de bloqueo, la región recupera su autonomía para decidir sobre una especie emblemática... pero también conflictiva.

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