Mientras la sociedad sigue centrada en el victimismo femenino, la realidad de los hombres en situación de vulnerabilidad se ignora sistemáticamente
Durante décadas, el discurso social ha girado en torno a la lucha de la mujer por la igualdad, un relato que ha servido para justificar políticas, subvenciones y privilegios específicos para un solo género. Sin embargo, mientras esto ocurre, el hombre se ha convertido en la nueva víctima invisible de una sociedad que lo ha abandonado, atrapado en un sistema que lo culpa de todo y no le ofrece ni un solo recurso cuando es él quien necesita ayuda.
La paternidad en solitario es el último eslabón de esta discriminación estructural. En España, el número de hombres que crían solos a sus hijos ha aumentado exponencialmente, alcanzando el 18,7% de todas las familias monoparentales, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, nadie habla de ellos, no hay ayudas específicas, no hay programas de apoyo ni una sola política que los tenga en cuenta. La sociedad los ignora, los desprecia y los deja abandonados a su suerte.
Ser padre soltero en España: una odisea sin derechos
Los hombres que asumen la crianza en solitario se enfrentan a una discriminación brutal desde el minuto uno. Las ayudas para familias monoparentales están diseñadas para las mujeres, las prestaciones se dirigen a las madres y el acceso a recursos sociales excluye sistemáticamente a los padres.
Si eres una madre soltera en España, puedes acceder a ayudas económicas, viviendas de protección oficial y subvenciones.
Si eres un padre soltero, no existes.
Los datos son claros. En España, el 81,3% de las familias monoparentales están encabezadas por mujeres, mientras que solo el 18,7% lo están por hombres. Pero esto no significa que los hombres no lo necesiten, sino que simplemente el Estado los ha dejado de lado.
En muchos casos, estos padres solteros han quedado en esta situación tras divorcios injustos, donde la legislación sigue otorgando la custodia casi automática a la madre, relegando al hombre a un rol secundario y, en el mejor de los casos, a un visitante en la vida de sus hijos. Pero cuando es el hombre quien asume la crianza, el sistema lo trata como una anomalía, negándole el acceso a los mismos beneficios que se conceden sin miramientos a cualquier mujer en su situación.
Los otros ámbitos donde el hombre es la gran víctima olvidada
La discriminación contra el hombre en España no se limita solo a la paternidad en solitario. En casi todos los aspectos de la sociedad, los hombres han pasado de ser el supuesto género dominante a ser los grandes perjudicados.
Violencia de género: cuando ser hombre te hace culpable por defecto
En un sistema judicial que presume la culpabilidad del hombre antes de que se presenten pruebas, miles de hombres son denunciados en España bajo la Ley de Violencia de Género sin que tengan ninguna posibilidad real de defenderse.
Cientos de hombres han perdido sus hogares, sus empleos y hasta el derecho a ver a sus hijos, sin haber sido condenados por nada.
Las denuncias falsas, que el sistema se niega a reconocer, han destrozado la vida de muchos, pero el discurso oficial sigue asegurando que la única víctima posible es la mujer.
Salud mental: el suicidio masculino, el gran tabú
Los hombres en España se suicidan cuatro veces más que las mujeres, pero el foco sigue estando en el feminismo y en la "opresión histórica". Si una mujer sufre ansiedad, hay campañas, líneas de ayuda y redes de apoyo. Si un hombre se suicida, es ignorado.
Los hombres no tienen permitido ser vulnerables, porque nadie está dispuesto a ayudarlos.
Educación y empleo: el fracaso escolar y la precariedad laboral masculina
En el ámbito educativo, el 60% de los titulados universitarios son mujeres, mientras que los hombres abandonan los estudios en cifras récord y se enfrentan a un mercado laboral que cada vez los relega más.
Se han implementado programas para fomentar la inclusión femenina en el ámbito STEM (ciencia y tecnología), mientras que los sectores históricamente masculinos son atacados y devaluados.
En las oposiciones y en el sector público, el sistema de cuotas ha comenzado a excluir a los hombres para favorecer a las mujeres, independientemente del mérito.
Un sistema que ha pasado de buscar la igualdad a crear un nuevo género oprimido
España ha pasado de la lucha legítima por la igualdad a un sistema que simplemente ha cambiado a un grupo privilegiado por otro. En este contexto, el hombre es ahora la gran víctima silenciada.
No tiene derecho a ayudas si cría solo a sus hijos.
No puede defenderse ante una denuncia falsa sin ser señalado como agresor.
No tiene apoyo si sufre depresión o ansiedad.
No recibe beneficios educativos ni programas de apoyo.
Es criminalizado en los medios y convertido en el enemigo de la sociedad.
Es momento de preguntarnos hasta cuándo el hombre seguirá siendo el gran olvidado. Porque la igualdad no es cambiar un opresor por otro, sino garantizar que nadie sea discriminado por su género. Y en este momento, el género discriminado es el masculino.
España necesita un cambio en el discurso social. Necesita políticas que realmente protejan a todos, sin importar su género. Es hora de que los hombres dejen de ser víctimas invisibles.