La tranquilidad de la tarde en Gijón se quebró con la furia del fuego. A las 7 de la tarde, una densa columna de humo negro comenzó a ascender desde un edificio en la Avenida de Castilla, alertando a todos los transeúntes y vecinos de que algo grave estaba ocurriendo. Los gritos de los viandantes, que corrían en busca de refugio, pronto fueron acompañados por el rugido de las llamas que devoraban el segundo piso de un bloque de viviendas.
El origen del incendio, aparentemente provocado en la cocina de una vivienda vacía, fue una chispa que se convirtió en pesadilla. En minutos, la fachada del edificio se cubrió de fuego, transformando lo que había sido un día normal en un escenario de caos. Las llamas, que parecían querer alcanzar el cielo, eran visibles desde todas las calles cercanas. La ciudad observaba, paralizada, mientras las chispas volaban por el aire.
Los vecinos se asomaban desde las ventanas, temerosos de que las llamas pudieran llegar a sus puertas. Nadie sabía si el fuego se expandiría rápidamente, atrapando a los residentes dentro de sus casas. Y ahí, en medio de ese infierno, los Bomberos del SEPA llegaban al rescate. Con un vehículo autoescalera, los valientes bomberos subieron rápidamente, luchando contra el infierno, mientras la gente a su alrededor contenía la respiración. Con una destreza asombrosa, comenzaron a sofocar el fuego desde el exterior, impidiendo que se extendiera a los pisos superiores y, milagrosamente, evitando víctimas fatales.
Sin embargo, no todo estaba resuelto. La Policía Nacional y la Policía Local llegaron al lugar, convirtiéndose en la última barrera contra el peligro. Con rapidez, los agentes comenzaron a evacuar el edificio, ordenando que los residentes fueran desalojados mientras las llamas seguían rugiendo. Nadie sabía si el edificio resistiría, pero el trabajo conjunto de los equipos de emergencia les dio esperanza. En pocos minutos, todos los residentes estaban a salvo.
La causa del incendio sigue siendo incierta. Aunque se sabe que comenzó en la cocina de un piso desocupado, los detalles exactos aún están siendo investigados. ¿Un error? ¿Un accidente? O, tal vez, la historia detrás de las llamas se descubrirá con el tiempo.