¡Fíos y fíes míos! Hoy vamos con un dulce que ye más asturianu que la Santina y que, cuando lo comes, sientes el amor de la tierrina en cada bocado. Los carbayones. Sí, sí, esa maravilla de hojaldre crujiente, almendra, azúcar y un glaseado que pa qué vos voy a contar… ¡Qué cosa más rica, madre!
Pero primero, dejadme que vos cuente una cosina. El carbayón ye un símbolo de Uviéu, un pastelín que ya comían los más finos de la capital cuando iban de paseo por la calle Uría, de aquellos tiempos en los que se vestía de domingo pa salir a tomar el vermut. Dicen que se inventó en 1924 en la confitería Camilo de Blas, y mira tú, casi cien años después sigue conquistando corazones y barrigues.
¿Teneis gana de meter les manes en la masa? Pues vamos allá, que la abuela vos va a enseñar a facer los carbayones como Dios manda. Eso sí, a ver si no coméis la crema antes de montar los pasteles, que vos conozco y sé que sois de los que meten el deíngu en la almendra y dicen "bah, por probar..." ¡Pillines!
Ingredientes (pa unos 12 carbayones, más o menos, según cómo vos controléis el cuchillu)
- 1 plancha de hojaldre (si ye casero, mejor; si ye del súper, tampoco pasa nada, no vamos a ponenos finolis ahora)
- 125 g de almendra molida
- 125 g de azúcar
- 1 huevo entero + 1 yema
- 1 chorretín de coñac (opcional, pero como decía mi güelu: "con coñac todo sabe mejor")
- Ralladura de medio limón (pa darle alegría)
- Un poco de mantequilla pa untar los moldes
Pa la cobertura:
- 125 g de azúcar glas
- 2 cucharadas de agua
- Un poco de zumo de limón
Elaboración (con cariño, paciencia y sin meteles prisa a los carbayones, que todo lo bueno lleva su tiempo)
1️⃣ Preparamos el hojaldre
Estiramos la plancha de hojaldre y la cortamos en rectángulos que quepan en moldes pequeños de tartaleta o en flaneras. Untamos los moldes con mantequilla pa que no se nos pegue el invento y forramos con el hojaldre, ajustándolo bien a los bordes. Pinchamos un poco la base con un tenedor (pa que no suba como un globo) y reservamos.
2️⃣ Hacemos el relleno de almendra (lo más importante, fíos míos, sin esto no hay carbayón que valga)
En un bol, mezclamos la almendra molida con el azúcar y la ralladura de limón. Añadimos el huevo y la yema, removemos bien hasta que nos quede una pasta cremosa y, si queremos un toque más “adulto”, echamos un chorrín de coñac (pero sin abusar, que no queremos que nos multen por ir con aliento a confitería).
3️⃣ Rellenamos y al horno
Con una cuchara, llenamos los hojaldres con la crema hasta el borde. Metemos al horno precalentado a 180ºC y los dejamos unos 15-20 minutos, hasta que veamos que están doradinos y la crema ha cuajado. Sacamos y dejamos enfriar, que si los coméis a lo loco os vais a chamuscar la lengua.
4️⃣ El glaseado, que ye lo que hace que los carbayones sean carbayones
En un cazo, calentamos el azúcar glas con el agua y un poco de zumo de limón hasta que quede un almíbar espeso, pero sin que se ponga marrón. ¡Ojito! Esto hay que hacerlo rápido, que el glaseado no espera por naide.
5️⃣ Montamos la maravilla
Cubrimos los carbayones con el glaseado, dejándolos bien embarnizados, y los dejamos secar unos minutos. Y ya está, fíos, el milagru de la confitería asturiana en vuestru propia casa.
Cómo comer un carbayón como un auténticu asturianu
- No vale partirlo con cuchillo y tenedor, esto ye pa comerlo a bocao, dejando el azuquín por la cara y los dedos.
- Con un cafetín o una copina de sidra dulce, que con cualquier cosa están buenos, pero con esto, mejor.
- Si sobran (que lo dudo), al día siguiente siguen tan ricos, pero si hay guerra en casa, guardadlos bien o algún golosón madrugador vos los roba.
¡Hale, a facelos y a ponese de fartura!
Ya me contaréis qué tal vos salieron, pero os aviso: cuando probéis un carbayón casero, no vais a querer volver a los de tienda. Ahora sí, voy a despedime, que me espera el nietu pa merendar y yo sin un carbayón pa convidalu. ¡Esto nun puede ser!
Un abrazu grande, fíos míos, y recordad: en esta casa nun se tira nada, y menos un carbayón. ¡Hale, a disfrutar!