Queridiños, hoy toca una de les recetas más guapes y prestoses de la cocina asturiana: el arroz con leche. ¡Y no cualquier arroz con leche! No, no, aquí nun valen atajos ni recetes de apurao. Lo que yo vos traigo ye el de verdá, el que lleva horas de paciencia, remover sin descanso y mojar el dedo pa probar el punto del azúcar.
Este ye l'arroz con leche de les güeles, el que facía la mi madre los domingos de fiesta y que, cuando enfríaba na fiambrera, valía más que un tesoru escondíu. Nada de hacerlo en veinte minutos con un brick de nata, eh. ¡Eso son herejías! Aquí el secretu ta en la llet recién ordeñada (si pudier ser de vaca asturiana, meyor que meyor), el arroz de granu redondu y la paciencia infinita pa remover hasta que salga la crema perfecta, sin prisa y con amor.
Así que nun seáis perezosos, que esto nun ye postre pa vagos. Llamad a los neños, ponéivos música prestosa de fondo y a remover con alegría, que hoy vamos a facer el meyor arroz con leche del mundu mundial.
Ingredientes (pa una pota hermosa, que ye como se faen bien les coses)
1 litro y medio de leche entera (de la buena, de la que tiene nata flotando)
150 gramos de arroz redondu (nada de basmati, eh, que vos fizo daño alguna vez un asturianu o qué)
150 gramos de azúcar (o un poquitín más, si sois golosos)
La piel de un limón (pero solo lo amarillo, que lo blanco amarga más que una tarde sin siesta)
1 ramín de canela
Un buen chorrín de anís (esto ye opcional, pero en mi casa nun falta)
50 gramos de mantequilla (pa darle el toque cremosín)
Una pizca de sal (que sin sal, el dulce no sabe igual)
Canela molida pa espolvorear por encima
Elaboración paso a paso, sin carreruca
1. Calentar la leche con los aromas
Primero, en una pota grandona, echamos la leche con la piel de limón y la rama de canela y la ponemos a fuego suave. Que no hierva, eh, que la llet ye delicada y no ye cosa de andar escaldándola.
2. Cocer el arroz, pero como Dios manda
Cuando la leche esté caliente, echamos el arroz en forma de lluvia, remexemos con una cuchara de madera y dejamos que empiece a cocer a fuego muy bajo y removiendo de vez en cuando.
Esto nun ye arroz pa hacer rápido, así que paciencia, que hay que remover una y otra vez, una y otra vez, que si nun, se pega y ahí se fastidió la fiesta.
3. Añadir el azúcar en el momento justo
A los 40 minutos de cocción (sí, 40, nun miréis pa mí con cara de cansanciu), retiramos la piel de limón y la canela, y echamos el azúcar y la pizca de sal. Removemos con gana pa que se disuelva bien y seguimos cociéndolo otros 20 minutinos más.
4. El truco final pa que salga cremoso como un sueño
Cuando veáis que ya ta espesando y el arroz ta blandín pero sin deshacerse, apagamos el fuegu y echamos la mantequilla y el chorrín de anís. Esto ye lo que lo va a dejar con esa textura melosa que tanto nos presta. ¡Pero nun lo remováis como si fuera un puré, eh, con mimo y sin machacalo!
5. Enfriar y espolvorear con canela
Se vierte en cuenques o una fuente grande, se deja enfriar con paciencia de santo y, cuando ya ta templao, se espolvorea con canela molida al gusto.
Opcional pero guapísimo: Si queréis rizar el rizo, quemad un poquitín de azúcar por encima con una pala de quemar de les de antes, como se faía en los pueblos. Esto le da ese toque de "crujiente y cremoso" que nun se paga con dinero.
Y ahora, a sentase y a disfrutar
Este arroz con leche ye pa comerlo sin prisa, en familia y con la cuchara más grande que tengáis a mano. Quien diga que la felicidad nun se puede comer, nunca probó esto en una tarde de frío con un café caliente al lau.
Y ahora sí, vos dejo, que tengo la pota enfrente y el arroz diciéndome "cómeme". ¡A ver si os queda tan cremoso como el de la mi güela!
¡Hale, a guapear y a disfrutar de la vida!
– La vuestra güela Balbina.