Miles de personas vibran en un espectáculo que convirtió la ciudad en un carnaval deslumbrante
El Antroxu de Gijón 2025 ha vuelto a demostrar por qué es una de las fiestas más esperadas del año. Durante más de dos horas y media, la ciudad se transformó en un escenario de fantasía y desenfreno, donde más de 2.000 participantes hicieron vibrar a los gijoneses con un desfile repleto de música, disfraces espectaculares y una energía desbordante.
La cita arrancó puntual a las 19:00 horas desde la Plaza de Toros de El Bibio y avanzó en un torrente de color por la Avenida de la Costa, hasta llegar a la plaza del Humedal, donde la fiesta alcanzó su punto álgido. Desde el primer minuto, la expectación era total. Los tambores retumbaban con un ritmo hipnótico, las luces de las carrozas iluminaban la noche y, a ambos lados de la avenida, miles de espectadores se arremolinaban, aplaudiendo y jalonando a los carnavaleros.
Carrozas, charangas y sorpresas que hicieron historia
Desde el comienzo, el desfile dejó claro que nadie podía apartar la vista ni un segundo. El nivel de creatividad y despliegue técnico de las carrozas fue colosal, con referencias que iban desde los clásicos cuentos infantiles hasta guiños a la cultura pop y la mitología.
Un pez abisal gigante abría paso entre las calles, acompañado de sirenas, Poseidón y criaturas submarinas que parecían recién salidas de un cuento de aventuras.
Un dragón colosal de ojos resplandecientes surcó la avenida, dejando boquiabiertos a los más pequeños con su imponente presencia.
Los patinadores de Solimar, convertidos en "coches de choque", crearon un espectáculo interactivo, deslizándose entre la multitud y simulando pequeños choques al ritmo de la música.
Los duendes irlandeses de Medusamba, con sus brillantes trajes verdes y tambores vibrantes, repartieron monedas de chocolate entre los niños que, emocionados, se agolpaban con las manos extendidas.
Los sombrereros locos de Mar de Niebla, con sus copas de té y trajes imposibles, iban chocando las manos de los asistentes, mientras la otra mitad de la agrupación recreaba "Don Quijote y Sancho", con molinos de viento móviles.
Y, como cada año, no faltó la gran sorpresa de la noche: en esta ocasión, King África apareció en el escenario improvisado de una carroza y se autoproclamó Rey del Antroxu, poniendo a bailar a toda la avenida con su mítico "movimiento sexy".
Gijón convertido en un cuento de carnaval
Pero el desfile no fue solo una explosión de música y disfraces. También hubo guiños a la historia y la tradición, como el curioso caso de la estatua de Isabel La Católica, que "cobró vida" y desfiló entre flores y palomas.
Los cuentos infantiles dominaron la temática de muchas agrupaciones, con una legión de princesas, hadas y personajes de fábula que recorrieron la ciudad a ritmo de "El vals de las mariposas".
Un final apoteósico con saltos y volteretas
La exhibición no pudo tener un mejor cierre. Al llegar a la Casa Rosada, los artistas de O'Quilibri Arte, Circo y Movimiento se encargaron de poner la guinda al espectáculo. Con volteretas imposibles, equilibrios asombrosos y saltos que desafiaban la gravedad, dejaron al público con la boca abierta.
El jurado ya tiene una difícil tarea por delante: elegir a los ganadores entre tanta genialidad. Pero más allá de los premios, lo que queda es la certeza de que el Antroxu de Gijón sigue siendo el alma de la ciudad, una fiesta que logra que, al menos por una noche, todo sea posible.