La detonación sacudió la calle Ramón y Cajal, dejando un reguero de escombros y caos
Vecinos atrapados, gritos, humo y una carrera contra el tiempo para salvar vidas
Las autoridades investigan si una fuga previa detectada en la zona pudo desencadenar la tragedia
16:00 horas: el estallido que paralizó Mieres
La tarde de ayer lunes 3 de marzo de 2025 en Mieres se convirtió en una escena de pesadilla. A las 16:00 horas, una gigantesca explosión de gas sacudió la calle Ramón y Cajal, lanzando escombros por los aires, derrumbando un edificio de dos plantas y dejando un saldo de 18 heridos, tres de ellos en estado crítico.
Los vecinos, que en un principio pensaron que se trataba de un terremoto o incluso de una detonación en la mina, salieron despavoridos. El estruendo se escuchó en toda la ciudad, y una inmensa columna de humo se elevó sobre los restos del edificio colapsado. Vidrios rotos, puertas destrozadas y un olor insoportable a gas se apoderaron del ambiente.
“Fue como si una bomba hubiese caído sobre la calle. Todo se vino abajo en cuestión de segundos”, relataba un testigo con la voz entrecortada, aún cubierto de polvo.
Rescate contrarreloj: una lucha entre el fuego y la esperanza
Las primeras llamadas al 112 Asturias describían una escena aterradora: personas atrapadas, gritos de auxilio y llamas devorando una vivienda contigua. En cuestión de minutos, llegaron los Bomberos del SEPA, equipos del SAMU, la Policía Local y Nacional, además de la Unidad Canina de Rescate para buscar posibles víctimas bajo los escombros.
Los bomberos, jugándose la vida, penetraron entre los restos inestables del edificio. El tiempo corría en su contra: cada minuto que pasaba, el peligro de una nueva explosión aumentaba. El objetivo era claro: encontrar sobrevivientes antes de que fuera demasiado tarde.
BALANCE DE HERIDOS
✔ 3 heridos graves: trasladados al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en Oviedo.
✔ 15 heridos con lesiones leves y moderadas, atendidos en el Hospital Álvarez Buylla de Mieres y el Valle del Nalón.
✔ Algunos vecinos sufrieron crisis de ansiedad y tuvieron que recibir asistencia médica en el lugar.
Mientras tanto, la Policía Nacional evacuaba la zona en un perímetro de 150 metros. El peligro aún no había pasado.
Advertencias ignoradas: ¿se pudo evitar?
Uno de los datos más inquietantes de la investigación apunta a que horas antes de la explosión, varios residentes habían alertado sobre un fuerte olor a gas en la zona. Se llegó a cortar el suministro de forma preventiva, pero la detonación se produjo de todas formas.
¿Se trató de una fuga mal gestionada? ¿Un escape en las obras cercanas?
Las autoridades han iniciado catas en el subsuelo para descartar la presencia de bolsas de gas y determinar el origen exacto de la explosión.
El día después: una ciudad herida pero unida
Decenas de familias desalojadas han sido realojadas en hoteles y residencias universitarias.
Los heridos evolucionan en hospitales, mientras una mujer de 64 años ha sido trasladada a la unidad de quemados en Madrid.
Los escombros aún cubren la calle, pero la solidaridad vecinal ha sido clave: voluntarios ayudan a los afectados a recoger lo que queda de sus vidas entre los restos de la tragedia.
“Nos hemos quedado sin casa, pero seguimos vivos”, decía un vecino con lágrimas en los ojos.
La investigación sigue en marcha. Mieres no olvida.