Momentos de gran tensión se vivieron este sábado en Gijón, cuando un amplio operativo de búsqueda fue desplegado para localizar a dos menores que habían desaparecido desde la noche anterior. La incertidumbre creció con el paso de las horas, mientras agentes de la Policía Nacional, Policía Local y Salvamento Marítimo rastreaban la ciudad en busca de pistas que condujeran a los jóvenes.
La alarma saltó pasadas las diez de la mañana, cuando la novia de uno de los desaparecidos alertó a las autoridades al no tener noticias de ellos. Desde ese momento, cada minuto contaba. Se temía lo peor, especialmente después de que los servicios de emergencia identificaran su posible última ubicación en las inmediaciones del cerro de Santa Catalina, un lugar donde los acantilados representan un riesgo extremo en caso de accidente.
Búsqueda frenética y un final con alivio
La tensión se hizo aún mayor cuando los rescatadores del Helimer fueron activados, reforzando la posibilidad de que los menores pudieran haber caído en una zona peligrosa. Durante horas, equipos policiales y de salvamento recorrieron diferentes puntos del casco urbano y el litoral gijonés con la esperanza de dar con alguna pista.
Finalmente, la búsqueda dio resultados. Uno de los menores fue localizado en un banco del Campo Valdés, visiblemente desorientado. Sin embargo, la preocupación no cesó hasta que, poco después, el segundo joven fue hallado en el acantilado del cerro de Santa Catalina, en una zona de difícil acceso situada detrás de la pista polideportiva de Cimavilla. Estaba magullado y presentaba contusiones, lo que generó un momento crítico hasta que los sanitarios confirmaron que su estado no revestía gravedad.
Se sospecha que ambos menores pudieron haber pasado la noche en la zona consumiendo alcohol, lo que podría explicar su desorientación y el estado en el que fueron encontrados.
Un gran susto con final feliz
Los servicios sanitarios trasladaron a ambos jóvenes al Hospital de Cabueñes para una revisión más exhaustiva, mientras las autoridades se pusieron en contacto con sus familias. La rápida actuación de los equipos de emergencia evitó un desenlace trágico en un suceso que mantuvo en vilo a quienes presenciaron el operativo.
Vecinos y transeúntes que se encontraban en la zona relataron la tensión palpable mientras los equipos de rescate recorrían el acantilado y la zona portuaria, en un despliegue que mantuvo a la ciudad expectante hasta el último momento.
Aunque todo quedó en un gran susto, el incidente pone de manifiesto los riesgos de ciertos puntos del litoral gijonés y la importancia de la rápida coordinación entre los distintos cuerpos de emergencia. Unas horas más de búsqueda o un desenlace diferente podrían haber cambiado el final de esta historia.