En un suceso que ha conmocionado a la comunidad educativa, un joven fue detenido tras irrumpir en la Facultad de Formación del Profesorado y Educación, donde acosó a varias estudiantes en un aula abarrotada. El incidente ocurrió a las 9:15 de la mañana, cuando el individuo, con evidentes signos de embriaguez y un aspecto desaliñado, se coló en el edificio aprovechando el bullicio del timbre que anunciaba el inicio de las clases. Sin mediar palabra, tomó asiento en una de las bancadas y comenzó su escalofriante actuar.

Todo empezó cuando una estudiante sintió cómo el intruso deslizaba su mano por su pierna. Atónita, logró reaccionar y apartarse, pero el joven no se detuvo ahí. Con una actitud desafiante, repitió el mismo comportamiento con al menos otras dos compañeras, sembrando el pánico entre las presentes. Fue entonces cuando la profesora, en un acto de valentía y rapidez, intervino para poner fin al acoso, forzando al agresor a abandonar el aula a la carrera.

Las tres víctimas, visiblemente afectadas pero respaldadas en todo momento por el equipo directivo de la Facultad, no dudaron en acudir a las dependencias de la Policía Nacional para presentar una denuncia formal. Las autoridades actuaron con celeridad: tras una investigación exprés, identificaron al sospechoso y lo detuvieron a última hora de la tarde del viernes. Según fuentes académicas, se trata de una persona ajena a la Universidad, lo que intensifica las preguntas sobre cómo logró acceder al recinto.

El decano, Celestino Rodríguez, relató los hechos con indignación: «Entró sin permiso, se sentó en clase y trató de sobrepasarse con tres alumnas. La intervención de la profesora fue clave para ahuyentarlo». Rodríguez destacó que el joven parecía estar bajo los efectos del alcohol, un detalle que coincide con su comportamiento errático y su huida precipitada tras intentar acosar a más estudiantes.

Tras el traumático episodio, la Universidad activó de inmediato su protocolo contra el acoso, ofreciendo apoyo psicológico y acompañamiento a las afectadas. «Las alumnas están mucho mejor ahora, más tranquilas», aseguró el decano, quien subrayó el compromiso de la institución para garantizar la seguridad de su comunidad. Mientras tanto, la detención del agresor trae algo de alivio, aunque el incidente deja un eco de alerta sobre la vulnerabilidad de los espacios educativos.

Este caso, que ha generado revuelo entre estudiantes y docentes, pone sobre la mesa la necesidad de reforzar las medidas de protección en los campus. Por ahora, las autoridades continúan investigando los detalles del suceso, mientras las tres valientes alumnas y la profesora son reconocidas por su temple ante una situación tan perturbadora.