¡Ay, guajes míos! Hoy vos traigo el gran secretu pa facer un cachopo asturiano como los de antes, de esos que cuando los ves dices: “¡Madre mía, qué animalada!”. Y no vos miento si os digo que en mi casa, si el cachopo nun tenía el tamaño d’un paraguas abierto, ni se consideraba cachopo. Aprendí esta receta cuando tenía 16 años, mirando a mi güela María, que cocinaba con más amor que una madre primeriza.
El secreto del cachopo perfecto (que nun se os escape ni un detalle)
Primero, buscad una buena ternera asturiana. Nada de “vale cualquier filete”. Yo voy a la carnicería desde hace 50 años y siempre pido filetes finos, grandes y tiernos como el corazón de una güela. ¡Que casi podáis leer el periódico al trasluz!
Ingredientes (pa dos cachopos de campeonato):
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4 filetones de ternera asturiana, de esos que ocupan tola sartén.
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4 lonchas de jamón serrano curado, que huela a bodega.
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4 lonchas de queso asturiano (si ye de La Peral o de Vidiago, mejor, que funda como un besu)
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Harina, huevos y pan rallado casero (importante, guajes, que se note la miga fresca).
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Aceite de oliva virgen extra, ¡nada de escatimar!
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Sal, pimienta y un toque d’amor, que eso no falla.
Pasos pa faelo (y nun os saltéis ni un consejín):
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Mimad la carne: Salpimentad los filetes y dadles un golpe suave con el mazu pa que queden fininos. No os emocionéis, que nun queremos cachopo agujereado.
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Rellenad con mimo: Un filete, el jamón, el queso que casi rezume por los bordes y tapad con otro filete. Si el queso nun se estira al cortar, mal vamos.
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Empanado de categoría: Harina primero, huevo batido después y un buen rebozau en pan rallado casero. Apretad bien, como si abrazarais al nietu que vuelve de estudiar fuera.
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Fritura perfecta: Aceite bien caliente pero sin quemase. Doradlo hasta que quede crujiente, dorado y con un olor que haga venir a los vecinos a tocar a la puerta.
Trucos de Balbina:
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El aceite bien calentín pero sin humear.
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Un queso que funda como si fuera mantequilla al sol.
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Y paciencia, que un cachopo nun se fae en un tris.
Pa acompañar, patatines, pimientos o una ensalada fresca, y ya tenéis un cachopo que os va a dar fama en tol barrio.
“Guajes, que nun vos falte quesu, amor y paciencia, que de eso entendemos bien los asturianos. Y si me encontráis por la calle, ya sabéis, saludad a la güela Balbina, que me prestó salir aquí. ¡Un abrazucu y a comer, que la vida son dos días y un cachopu!”