"Esto sí que ye un guiso de invierno, mi vida. No hay mejor cosa que un buen plato caliente cuando fuera azota el frío. Que si los montañeses aguantaron siglos gracias a la andolla, tú también puedes coger fuerzas con este plato. Yo te enseño y tú lo haces como Dios manda."
Ingredientes (para 4-6 personas, pero si sobra, mejor, que al día siguiente está aún más rico)
✅ 1 andolla asturiana (si es casera y bien curada, mejor)
✅ 4-5 patatas grandes (de las que sueltan almidón, que espesen el caldo)
✅ 1 cebolla grande, bien picadina
✅ 2 dientes de ajo
✅ 1 pimiento rojo (o medio si no lo quieres tan fuerte)
✅ 1 hoja de laurel
✅ 1 cucharadita de pimentón dulce (o mezcla con un poco de picante, si te gusta con alegría)
✅ Un chorrito de vino blanco
✅ Aceite de oliva virgen extra
✅ Sal y pimienta negra al gusto
✅ Agua o caldo casero (de huesos o de verdura, lo que tengas a mano)
???????? Elaboración paso a paso (como lo hacía mi güela, sin atajos ni trucos raros)
1. Preparar la andolla
La andolla hay que cocerla antes de hacer el guiso, para que suelte parte de la grasa y nos quede perfecta. La ponemos en una olla con agua y una hoja de laurel y la dejamos cocer unos 40 minutos a fuego medio.
Una vez cocida, la sacamos, la dejamos templar y la cortamos en trozos grandes, que aquí nadie quiere migajas, sino bocados contundentes.
2. El sofrito, la base de todo buen guiso
En una cazuela grande (de barro si tienes, que todo sabe mejor ahí), echamos un buen chorro de aceite de oliva y sofreímos la cebolla picada con los ajos hasta que estén bien pochadinos.
Añadimos el pimiento rojo en tiras y dejamos que se haga despacio, con paciencia.
3. Añadir el pimentón y el vino
Espolvoreamos el pimentón y removemos rápido para que no se queme.
Inmediatamente después, añadimos un chorrito de vino blanco, que le da un toque de alegría y ayuda a levantar los jugos del fondo de la cazuela.
4. Incorporar las patatas y la andolla
Cortamos las patatas en cachelos (esto es muy importante, que no me vengas con dados perfectos, aquí hay que romper la patata con el cuchillo para que el guiso espese bien).
Añadimos las patatas a la cazuela y las rehogamos un par de minutos con el sofrito.
Incorporamos la andolla cortada y cubrimos todo con caldo casero o agua caliente.
5. Cocinar con amor y paciencia
Dejamos que cueza a fuego lento unos 30-40 minutos, removiendo de vez en cuando con cariño. Las patatas soltarán su almidón y el caldo se espesará solo, sin necesidad de añadidos raros.
Probamos de sal y pimienta y ajustamos si hace falta.
Cómo servirlo (y cómo disfrutarlo como manda la tradición)
Este guiso pide pan. Y no cualquier pan, sino un buen pan de escanda o de pueblo para mojar en el caldín.
Si lo dejas reposar un rato antes de servir, estará aún mejor.
Acompáñalo con un culín de sidra o un vino tinto y ya tienes la gloria en la mesa.
El consejo de la abuela
"Hijo, hija, cuando comas esto, acuérdate de los inviernos en la montaña, de la gente que vivía de lo que criaba y de la cocina sin prisas. La andolla, igual que la vida, necesita paciencia y buen hacer. Así que cuida la receta, que si no me enfado y voy pa' allá."
Y ahora, ¡a comer!
Anda, pon la mesa y llámame cuando lo tengas listo. ¡Que aproveche, mi vida!