Caso ‘Luisín’: La escalofriante verdad detrás de una década de silencio

Caso ‘Luisín’: La escalofriante verdad detrás de una década de silencio

Una trama de engaño, desesperación y fraude que mantuvo un cadáver en la sombra durante diez años

 

Por fin se ha desvelado el misterio. Durante una década, el cadáver del llamado “hombre de Somiedo” yacía en el olvido mientras sus dos hermanos vivían en la sombra, cambiando de domicilio, sin levantar sospechas, pero con un secreto que les permitió embolsarse más de 360.000 euros.

Lo que en su día fue un enigma sin resolver, ahora es una historia de desesperación, ocultamiento y codicia. La pregunta que muchos se hicieron durante años —¿quién era el hombre con deformidades hallado en una cuneta del Parque Natural de Somiedo?— ya tiene respuesta: era Luis, “Luisín” para sus hermanos, un hombre completamente dependiente que vivió siempre bajo su cuidado… hasta que murió en circunstancias aún desconocidas.

EL SECRETO MEJOR GUARDADO: UN HERMANO QUE YA NO EXISTÍA

Para entender cómo se tejió esta trama, hay que remontarse a 2014. Luisín tenía 55 años, sufría parálisis cerebral y necesitaba asistencia para absolutamente todo: no veía, no oía, no caminaba, no hablaba. Su vida transcurrió entre cuatro paredes, sin apenas salir de casa.

Ese mismo año, sus padres murieron, y su custodia pasó a sus hermanos menores. Lo que vino después fue silencio y engaño. Solo unos meses después de la muerte de sus padres, Luis también falleció… pero nadie lo supo. No hubo funeral, no hubo luto, no hubo entierro. Solo desaparición.

¿Por qué? La respuesta es tan sencilla como aterradora: sus hermanos decidieron ocultar su muerte y seguir cobrando su pensión de 3.000 euros al mes. Durante diez años.

Mientras su nombre seguía apareciendo en registros oficiales como si estuviera vivo, su cuerpo apareció en una cuneta de Somiedo en 2015, sin identidad, sin respuestas. Hasta ahora.

UN MISTERIO QUE SE DESMORONÓ POR UN DETALLE

Todo se mantuvo en la sombra hasta que el Juzgado de Primera Instancia 3 de Gijón empezó a sospechar. Se les pidió a los hermanos que llevaran a Luis a una revisión forense para evaluar su dependencia. ¿La respuesta? Nunca se presentaron.

Las alarmas se encendieron. ¿Dónde estaba Luis?

La jueza ordenó la retirada de la custodia y exigió su ingreso en una residencia. Pero, por supuesto, eso nunca ocurrió.

Los hermanos sabían que estaban acorralados. Optaron por desaparecer, huyendo de Gijón, tratando de evadir lo inevitable. Hasta que fueron localizados y detenidos en un hospedaje de San Sebastián por la Ertzaintza.

Entonces, la verdad explotó en la sala de interrogatorios. La hermana, nerviosa, lo confesó todo de golpe:

“Luis era el hombre de Somiedo del que hablaron los periódicos”.

La confesión unió dos investigaciones separadas por diez años: la del cuerpo sin identidad hallado en Somiedo y la del fraude millonario.

LA CAÍDA FINAL: UNA VIDA ENGAÑANDO AL SISTEMA

Durante diez años, los hermanos hicieron lo que quisieron con el dinero de la pensión. Vendieron la casa familiar, se mudaron varias veces, vivieron sin llamar la atención, siempre con un perfil bajo, sin levantar sospechas… hasta ahora.

Desde el jueves, ambos están en prisión, acusados de estafa, fraude a la Seguridad Social y ocultación de un cadáver.

Lo más inquietante es que su entorno más cercano describe a los hermanos como personas con necesidades especiales, aisladas de la sociedad, atrapadas en un mundo del que no supieron salir.

AHORA, LAS PREGUNTAS MÁS OSCURAS SIGUEN ABIERTAS

  ¿Cómo murió Luisín realmente?
  ¿Fue un fallecimiento natural o hubo algo más?
  ¿Cuánto tiempo pasó su cuerpo en la casa antes de ser abandonado en Somiedo?

El gran misterio ha sido resuelto… pero las sombras de esta historia aún no han desaparecido del todo.

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