La cuesta de enero se lleva por delante 5.379 negocios en España, con Cataluña, Andalucía, la Comunitat Valenciana y Madrid como las más afectadas
La digitalización desigual, los alquileres abusivos y la competencia de las grandes plataformas, principales amenazas
UATAE reclama medidas urgentes para evitar la desaparición del comercio de proximidad
El comercio local está en peligro. Tras las luces y las compras navideñas, enero ha traído consigo un golpe devastador para los pequeños negocios: 5.379 cierres en solo un mes. Una cifra que no solo refleja la estacionalidad del consumo, sino una tendencia alarmante que se ha ido agravando año tras año. En los últimos 12 meses, más de 9.000 comercios han echado la persiana definitivamente, dejando a miles de autónomos y empleados sin salida.
Las comunidades más afectadas por esta oleada de cierres son Cataluña (-1.000), Andalucía (-954), la Comunitat Valenciana (-601) y Madrid (-525). Sin embargo, la crisis del comercio minorista se extiende por toda España, afectando especialmente a aquellos que dependen de su tienda como única fuente de ingresos.
Desde la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE), alertan de que esta situación no solo golpea a los dueños de los negocios, sino que modifica el paisaje urbano y debilita el tejido social y económico de los barrios. “Nos enfrentamos a un modelo de ciudad donde solo las grandes superficies y las plataformas digitales sobreviven, mientras el comercio de proximidad desaparece”, advierte María José Landaburu, secretaria general de UATAE.
Un problema estructural: alquileres inasumibles y una digitalización desigual
El fin de la campaña navideña solo ha sido la gota que colma el vaso. Según UATAE, el verdadero problema del comercio minorista está en los costes desorbitados de los alquileres, la falta de medidas de apoyo para la digitalización y la competencia desigual con las grandes corporaciones, que operan con menos cargas fiscales y sin los mismos compromisos laborales.
“El comercio local no puede competir en igualdad de condiciones”, denuncia Landaburu. “Las rentas de los locales siguen subiendo sin control, la digitalización es una asignatura pendiente para muchos pequeños negocios y, mientras tanto, las grandes plataformas acaparan más cuota de mercado con estructuras de costes que el comercio tradicional no puede asumir”.
En este contexto, los pequeños empresarios se ven atrapados entre la falta de margen de maniobra y la incapacidad de modernizarse. Sin ayudas específicas, muchos se ven obligados a resistir hasta que el cierre se convierte en la única opción viable.
Las soluciones que necesita el comercio local: regulación y apoyo real
UATAE ha reclamado medidas urgentes para frenar la sangría de cierres y garantizar la supervivencia del comercio de proximidad. Entre sus propuestas destacan:
✅ Control de los precios del alquiler comercial, con regulaciones específicas en zonas tensionadas.
✅ Incentivos para los propietarios de locales, que faciliten su acceso a pequeños comerciantes en condiciones asequibles.
✅ Un plan de digitalización adaptado, con formación y ayudas directas para que los negocios puedan competir en el entorno online sin quedar relegados.
✅ Apoyo para superar la estacionalidad, con estrategias que permitan a los pequeños comercios amortiguar la caída de ventas tras periodos de alto consumo.
“La crisis del pequeño comercio no es solo un problema económico, es una cuestión social”, insiste Landaburu. “Sin comercio local, nuestros barrios pierden vida, se convierten en espacios impersonales donde solo sobreviven las grandes marcas. Si no actuamos ahora, pronto tendremos ciudades sin escaparates iluminados, sin tiendas de barrio, sin esa cercanía que ha sido siempre el alma de nuestras calles.”
El comercio de proximidad, un modelo que no puede extinguirse
La desaparición progresiva del pequeño comercio no solo afecta a los autónomos, sino a toda la sociedad. Perder tiendas de barrio significa perder espacios de encuentro, empleos y economía local. UATAE insiste en que la supervivencia del sector no puede depender solo del esfuerzo individual de los comerciantes, sino de una estrategia de país que garantice que el comercio local siga siendo un pilar fundamental en el entramado económico y social.
El mensaje es claro: o se actúa con políticas estructurales que frenen el cierre de negocios, o en pocos años el comercio de proximidad será un recuerdo del pasado.