Ay, el pote asturiano… ¡Cuántos recuerdos me trae este plato! Lo aprendí de mi madre, y ella de la suya, porque en esta casa, como en tantas de Asturias, el pote se hacía con lo que daba la huerta y la matanza. No había domingo sin pote, y menos en invierno, que bien falta hacía un buen plato caliente después de estar en la nieve o en la mar.
Me acuerdo de cuando era una cría y me mandaban a la cocina a revolver el pote con la cuchara de madera, y yo lo hacía con más ganas que fuerza. Me encantaba el olor a berza y chorizo, que se metía por toda la casa y se quedaba impregnado en la ropa, en las paredes… en el alma. Y cuando tocaba comer, todos alrededor de la mesa con las cucharas bien grandes, porque en aquellos tiempos, en las casas de aldea, la cuchara era la que mandaba.
Hoy os dejo mi receta de pote asturiano, la que siempre se ha hecho en casa, para que lo hagáis donde estéis y sintáis un poquito de Asturias en cada cucharada.
Ingredientes (para 6 personas, porque aquí se cocina para toda la familia)
Para la base del pote:
- 500 g de fabes asturianas
- 1 manojo hermoso de berza asturiana (unos 600 g)
- 3 patatas grandes
Para el compango (la gracia del pote):
- 2 chorizos asturianos
- 1 morcilla asturiana
- 200 g de panceta curada
- 1 hueso de jamón (si tenéis, que da un sabor riquísimo)
Para dar el toque final:
- 1 cucharada de pimentón dulce de buena calidad
- 2 dientes de ajo
- Sal al gusto
Elaboración paso a paso (como lo hacía mi madre y como lo sigo haciendo yo)
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Poner las fabes a remojo la noche anterior. Siempre en agua fría y bien cubiertas, porque chupan mucha agua.
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A la mañana siguiente, se escurren y se ponen en una olla grande con agua fría. Nada de agua caliente, que se asustan y se encallan.
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Se añade el compango entero: los chorizos, la morcilla, la panceta y el hueso de jamón. Esto le dará todo el sabor al caldo, así que ni se os ocurra escatimar.
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Se pone a fuego medio y cuando empiece a hervir, se espuma bien, que no queremos impurezas flotando. Y aquí os digo un truco de abuela: añadid un vaso de agua fría en cuanto hierva. Esto asusta a las fabes y las deja más tiernas.
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Mientras tanto, lavamos y picamos la berza en trozos no muy grandes. La escaldamos en agua hirviendo durante 5 minutos para quitarle el amargor y la reservamos.
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Pelamos y cascamos las patatas en trozos hermosos. Nada de cortarlas con cuchillo del todo, se cascan para que suelten almidón y espesen el caldo.
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A las dos horas y media de cocción de las fabes (sí, paciencia, que el pote no se hace en un periquete), añadimos la berza escaldada y las patatas.
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Preparamos el sofrito: En una sartén con un poco de aceite, doramos los ajos picados y, cuando estén dorados, añadimos el pimentón, removiendo rápido para que no se queme. Esto se echa inmediatamente en la olla y se revuelve bien.
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Dejamos cocinar otra horita más a fuego lento, removiendo de vez en cuando con mimo.
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Cuando todo esté tierno y el caldo bien trabadito, rectificamos de sal, sacamos el compango, lo cortamos en trozos y lo volvemos a meter en la olla.
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Apagamos el fuego y dejamos reposar al menos una hora (o mejor, de un día para otro, que el pote recalentado está aún más bueno).
Cómo se come el pote (y cómo lo comíamos en casa)
Aquí hay división de opiniones: en algunas casas, se sirve todo junto, y en otras, primero se toma el caldo con fabes y verdura y luego el compango aparte. En mi casa, como siempre hubo más hambre que paciencia, se echaba todo en el plato y a rebañar con pan casero.
Este pote no es solo un plato, es un abrazo caliente en un día frío, es un trocito de nuestra tierra en cada cucharada. Así que hacedlo, disfrutadlo y compartidlo, en Asturias o donde estéis, porque un buen pote siempre sabe a hogar.